El poderoso impacto de los elogios
Un buen cumplimiento no sólo beneficia a quien lo recibe, dicen los expertos. Te damos estrategias para hacerlo como un profesional
Nueva YorkHace diez años, una desconocida me hizo un elogio que nunca olvidaré. Estaba en una cafetería de Brooklyn junto a mi hija, que entonces tenía tres años, y algunos de sus amigos. Yo les hacía reír haciendo tonterías: me metía dos patatas fritas bajo el labio para parecer una morsa, y otras cosas que les hacían gracia. Después de terminar de comer, cuando ya nos íbamos, una mujer se me acercó y me dijo que le había gustado mucho mi “espectáculo”. Me explicó que hacía poco que se había quedado viuda y que reír, aunque había sido un ratito, le había hecho sentir muy bien. Aquel elogio no lo olvido.
Está demostrado que hacer un cumplimiento a alguien beneficia tanto a quien lo hace como a quien lo recibe, pero a menudo nos reprimimos porque nos preocupa cómo lo percibirán los demás, qué pensarán o si podemos estar invadiendo su intimidad, explica Erica Boothby, psicóloga social de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, que ha estudiado los efectos positivos de los halagos. Según Boothby, muchos de nosotros nos preguntamos: "¿Incomodaré a la otra persona si le digo esto que pienso? ¿Parecerá falso o demasiado complaciente este elogio?" “La realidad es que estos mensajes suelen tener mucha mejor acogida de la que esperamos –explica la experta–. Muchos de nosotros somos innecesariamente pesimistas y le damos demasiadas vueltas”, asegura esta experta.
Como quiero ayudar a que todo el mundo se sienta más seguro a la hora de hacer elogios y que aprendan a hacerlos correctamente, pedí algunas sugerencias a Erica Boothby ya otros expertos en el tema. Uno de ellos, Milo McCabe, me dio la semana pasada una clase de elogios a las puertas de la emblemática sede de la Biblioteca Pública de Nueva York. Él es un comediante británico, presentador y xouman que actualmente es muy conocido en las redes, ya que interpreta un gentleman de mediados de siglo llamado Troy Hawke en vídeos virales que tienen muchos seguidores. McCabe es conocido, sobre todo, por sus elogios en tono de broma pero con un mensaje preciso a deportistas conocidos, y eso le ha dado mucha fama. Uno de sus más conocidos cumplimientos es el que le hizo una vez a Nathan Aké, futbolista del Manchester City: “Tienes el aplomo de un superdepredador, pero los ojos de una amable criatura del bosque. Es una combinación increíble”, le comentó. A su compañero de equipo Kalvin Phillips le dijo que tenía "unos ojos preciosos y una piel sensacional", y añadió: "Seguro que eres un profesional de la hidratación". Y siguió elogiando a todos los compañeros de vestuario de ambos jugadores, Pep Guardiola incluido, que reaccionaron muy bien a sus comentarios positivos y divertidos.
Los principales consejos para hacer buenos elogios son básicamente tres y éste es el resumen:
Sé breve, sincero y positivo
En primer lugar, McCabe dice que es necesario evaluar el lenguaje corporal de las personas para ver si parecen dispuestas que nos acercamos. A continuación, añade, es necesario buscar peculiaridades atractivas. Si, por ejemplo, alguien ha hecho un esfuerzo evidente por arreglarse, hay que señalarlo. “Me encanta esta americana azul pastel”, le dijo hace poco a un hombre mayor, al que se le iluminó la cara. “¿Con calcetines morados? Impresionante”. McCabe también le dijo a una mujer que tenía una postura admirable. “Está claro que te pasas el día haciendo la técnica Alexander de reeducación del cuerpo”, le dijo. Ella sonrió y se enderezó aún más. Hay que ser optimista, breve y moverse, para que la gente se quede tranquila que no tienes otra intención, aconseja McCabe. Y se sincero, incluso con los desconocidos, destaca Boothby. “No deberías ir haciendo elogios que no sientes en serio”.
Sé concreto
Si haces un halago a alguien que conoces, intenta que sea específico, dice Barbara Fredrickson, directora del Laboratorio de Emociones Positivas y Psicofisiología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y autora de libros sobre el tema. En lugar de decir que te gusta la risa de esa persona, di cómo te hace sentir (“Sentirte risa me da ganas de reír también”).
O, si estás elogiando algo que alguien ha hecho, explica por qué lo admiras, recomienda Fredrickson: “En lugar de limitarte a decir “Qué magnífica cena hiciste”, puedes decir “Siempre eres increíble para encontrar recetas nuevas y ser creativo””. Personalizar el elogio con el contexto, apunta, hace que la persona se sienta aún más valorada. Tampoco hace falta que sea un elogio exagerado y muy espléndido, comenta McCabe. Puedes utilizar el humor para elogiar actos cotidianos. (Siguiendo su sugerencia, dije a mi marido: “Cambias el filtro del café como un campeón”.)
No dudes
Si piensas algo positivo sobre alguien, no dudes en decírselo. Mejor aún, busca oportunidades para soltarle el elogio durante una conversación porque es muy probable que lo agradezca y no se lo tome mal. La mayoría de la gente se queda atascada por "su crítico interior", que les frena y no les deja ser espontáneos, según McCabe. “Pero si puedes hacer a alguien un buen elogio –uno sincero–, le estás dando un disparo a ese crítico interior”, dice el humorista, quien considera que esto es muy positivo.