La historia de la vitivinicultura en la Conca ha ido muy ligada a la historia de la comarca. Los antecedentes más remotos se encuentran antes de la época romana. Su ubicación les convierte en una zona privilegiada para la elaboración y producción de vinos y espumosos. La DO Conca de Barberà es una denominación de origen con historia, riqueza paisajística, con bodegas que innovan y con gente que ama su tierra y sus vinos por encima de todo.
El taladrado, la variedad autóctona de uva tinta, es el referente diferenciador de los excelentes vinos que tiene la Conca de Barberà. El taladrado proporciona vinos delicados, afrutados, frescos con notas especiadas y ligera graduación alcohólica. La Conca de Barberà es una combinación de paisaje, patrimonio, cultura y vino.
Visitar la Conca de Barberà y sus vinos es hacer un periplo por la historia de la vitivinicultura catalana y disfrutar de las famosas cooperativas modernistas que Àngel Guimerà –poeta, dramaturgo y escritor en catalán nominado al premio Nobel– llamó catedrales del vino.
Pasear por esta denominación de origen es perderse por los viñedos para descubrir, de primera mano, el sentimiento que vive la gente que trabaja, disfrutar del impresionante patrimonio histórico y cultural del territorio: lugares como el monasterio de Poblet con la ruta del Cister, el Montblanc medieval o el Museo de la Vida Rural. En definitiva, la Conca de Barberà es un excelente maridaje de paisaje, patrimonio, cultura y vino.
La DO Conca de Barberà tiene un total de 2.721 hectáreas de cultivo y cuenta con 28 bodegas. En Catalunya, en total, se producen 340 millones de botellas de vino –90 de vino tranquilo y 250 espumoso– un 50% de las cuales se comercializan en Catalunya. El resto se comercializa en España y en el exterior –principalmente en Reino Unido, Suecia, Alemania y Estados Unidos.
Además de la DO Conca de Barberà, Cataluña dispone de diez denominaciones de origen más de producción de vino, aparte de la DO Cava: Priorat, Montsant, Terra Alta, Penedès, Tarragona, Cataluña, Costers del Segre, Empordà, Pla de Bages y Alella.
La ruta del vino taladrado
La ligereza de la variedad taladrado ha construido la nueva voz de los vinos de la Conca de Barberà. Una tierra ligada al viñedo desde los tiempos de la reconquista, que vio aflorar la cultura del vino gracias a los monjes cistercienses, que fue testigo directo del boom cooperativo, que conserva bodegas modernistas que son auténticas catedrales del vino y que, hoy, resurge gracias a viticultores que miran al pasado para construir el futuro. El Vivero de Celleristes, iniciativas inspiradas en el taladrado y las variedades autóctonas y la voluntad de modernizar el panorama vitivinícola constituyen el principal atractivo de una DO que tiene mucho camino por recorrer. Sé el primero en hacerlo y no te arrepentirás.
El enoturismo en Cataluña
Detrás de cada botella que se produce en Cataluña existe un universo que se te muestra al destaparla. Y al probarla, te revela su carácter franco, la naturaleza del paisaje en el que ha nacido, la personalidad de quien la ha forjado y el espíritu de quien la ha hecho crecer.
Viajar por todos los rincones del país, evocar paisajes, escuchar a personas, sumergirse en su historia y compartir un legado milenario, entender sus orígenes, empezar una botella, sentir el viaje y saborear la vida: esto es el experiencia del enoturismo en nuestro país.
Cataluña dispone de más de 300 bodegas que son visitables.
En estas más de 300 bodegas podrás conocer desde la llegada del cultivo de la viña a nuestro país hasta el centenar de bodegas cooperativas de estilo modernista, conocidas como catedrales del vino, las barracas y los lagares de piedra recuperados en medio de los bosques , los museos de la vida campesina, las fiestas tradicionales dedicadas al vino que todavía se conservan y las grandes bodegas del país que se levantan como símbolos contemporáneos de la importancia del vino en la gastronomía catalana.
Y es por eso que podemos decir que en Cataluña, el vino es cultura.
Espacio Empar Moliner: DO Conca de Barberà
La joia del trepat a la Conca de Barberà
Nunca me cansaré de decirlo: la DO Conca de Barberà hace una uva única en el mundo, una joya oculta, que maravilla a todos los sumilleres extranjeros que vienen a vernos y bebernos cuando lo prueban por primera vez. El taladrado. Si nunca lo ha probado, vaya a la Cuenca. Es una variedad ligera y fina, a medio camino, según mi alegre y desordenado sendero, entre la pinot noir y la syrah. El taladrado es único. Y esto quiere decir que los celleristas de la Conca que lo trabajan son –y no exagero– genios visionarios.
Lleve a los amigos a hacer enoturismo a esta DO tan ordenada, intergeneracional, salvajemente bonita, donde el campesinado es el centro y el respeto. Toda la Conca de Barberà es patrimonio. Las cepas, el paisaje y las bodegas modernistas, que estremeceron a Àngel Guimerà. "Catedrales de vino", decía. Catedrales por las columnas, los ladrillos vistos, la acústica increíble, la belleza escultórica de las herramientas y las botas. Catedrales por lo que hacen. Las puertas de estas bodegas están abiertas para todos y cada una tiene una historia única, a veces trágica, a veces divertida. No se perdonaría no haber probado el taladrado. Hay que ir.