Polémica para la instalación de una planta de biogás en un valle natural del Pla de l'Estany
El proyecto permitiría reciclar unas 150.000 toneladas anuales de deyecciones ganaderas, pero los ecologistas critican el impacto medioambiental del emplazamiento
GeronaEntre Serinyà y Besalú, en la colina de Ca n'Hortós, sobre una extensión de campos y bosques, una promotora energética quiere construir una gran planta de biogás. Ocuparía 9 hectáreas y serviría para transformar unas 150.000 toneladas anuales de residuos orgánicos contaminantes de la ganadería de la zona en energía apta para consumo. El Ayuntamiento de Serinyà se muestra favorable y, para que salga adelante el plan, ha modificado, que la calificación de los terrenos, que hasta ahora eran suelo no urbanizable. El proyecto está en exposición pública, abierto a alegaciones y espera a los informes de la Generalitat.
El escenario de esta nueva industria energética, que costaría 20 millones de euros, ha causado mucho malestar entre entidades naturalistas y asociaciones vecinales del Pla de l'Estany, que, aglutinadas bajo la Plataforma STOP Planta de Biogàs, han presentado un decálogo de alegaciones en la resolución del consistorio y han recogido más de mil firmas. De entrada, consideran que el emplazamiento previsto provoca un impacto medioambiental “grave”, ya que se encuentra dentro del valle del río Ser, muy cerca de rieras que desembocan en el Fluvià, y junto al Espacio de Interés Natural de la Miana, donde habitan especies protegidas y vulnerables como algunas hierbas crucíferas, árboles de ribera o peces cipriniformes.
Es por eso que ecologistas y vecinos critican que el plan del Ayuntamiento no tenga en cuenta otros emplazamientos alternativos con menos impacto: “Están justificando que se haga en este punto porque han previsto una planta con las tuberías abiertas y, por tanto, debe hacerse a mucha distancia del núcleo urbano”, argumenta Júlia Gené, portavoz de la Asociación Naturalista de Girona. “En cambio –sigue– si hicieran un circuito cerrado se podría instalar cerca de los puntos consumo, en áreas ya alteradas como los polígonos industriales y con mejores conexiones viarias”.
Para intentar hacer cambiar de opinión a los detractores, el Ayuntamiento ha organizado esta semana una mesa redonda que ha generado mucha expectación –y también protestas en la entrada–. Ha participado la empresa promotora, Crinatur Energy, que quiere tranquilizar a los vecinos asegurando que su sistema pionero garantiza todos los estándares y controles de emisiones.
El biogás, un "oportunidad para la reconversión verde" de la ganadería intensiva
Más allá del consistorio serinyanense y los promotores, también hay otras voces favorables, como la del ambientólogo y activista climático Sergi Nuss, de la asociación Renovem-nos, que también participó en la mesa redonda, y, ante la emergencia climática, lamenta la postura "del no hacer nada en ninguna parte". “El modelo agroganadero y el sector cárnico catalán ahora mismo es insostenible, representa el 11% de las emisiones en Catalunya, pero es tan grande y estructural que no podemos hacerlo desaparecer de golpe, así que la estrategia del biogás puede servir para injertar al sector en la ruta de la reconversión verde y la descarbonización del país”, defiende Nuss, que añade: “Proyectos como el de Serinyà permitirán reducir las emisiones de los purines, reducir impactos perniciosos del abono en las aguas subterráneas, y el biometano producido se podrá distribuir en la red sustituyendo el uso de gas de origen fósil por uno de origen biológico. Ahora bien –matiza–, la planta proyectada es muy superior a la media de las 1.300 de Europa, así que un replanteamiento de sus dimensiones tiene todo el sentido”.
La posible planta de biogás en Serinyà no es en absoluto un caso aislado en Cataluña, sino que se inscribe dentro de la estrategia aprobada por el Gobierno que prevé llegar a generar 2 TWh/año con este recurso antes del 2030, con la finalidad de obtener energía útil a partir de los residuos orgánicos de la ganadería.