Los porqués de la gran brecha (no salarial) entre el fútbol femenino y el masculino
La diferencia de edad entre los entrenadores de la Liga F y los de la Liga EA Sports es de más de 10 años
BarcelonaEl crecimiento del fútbol femenino, con el mejor escaparate en nuestro país con el Barça, tiene un denominador común: en los banquillos hay entrenadores jóvenes. Algunos que apenas han cumplido los treinta años y otros que a lo sumo se acercan a los cuarenta. Son una generación de técnicos que están liderando la primera edad de oro del fútbol femenino. El relevo de Jonatan Giráldez (32 años), Pere Romeu (31), ejemplifica la tendencia.
Históricamente, los entrenadores de equipos femeninos habían sido perfiles veteranos. Como describe Natàlia Arroyo, exentrenadora de la Real Sociedad, eran "gente con experiencia y que no cabreara demasiado a los directivos". La sección femenina era secundaria en las estructuras de los clubs, que tampoco ofrecían buenas condiciones laborales a las que se dedicaba.
La profesionalización en los últimos años del fútbol femenino ha comportado que sea un entorno laboral mucho más atractivo. Y que jóvenes con formación crean que es un buen primer paso en su carrera. Arroyo destaca que "la frescura de los jóvenes y las ganas de innovar han pasado por delante de una generación veterana que no ha sabido reciclarse".
Con el análisis realizado, los datos no engañan. La próxima temporada, la media de edad de los entrenadores de la Liga F será de 38 años. Con casos como el de Arturo Ruiz, que dirigirá al Granada con 27 años. Por otro lado, la media de edad en la Liga EA Sports, la masculina, es de 50 años. Junto a Claudio Giráldez (Celta) e Iñigo Pérez (Rayo Vallecano), de 36 años, como técnicos más jóvenes.
¿Por qué los clubs eligen a los jóvenes?
Como la mayoría de las tendencias, la de los entrenadores jóvenes se inicia por un efecto dominó. Un club apuesta por un entrenador joven, le sale bien y sus competidores lo replican. Ha pasado en la Liga F. A partir del éxito de Lluís Cortés y Jonatan Giráldez, el Atlético de Madrid, el Espanyol, el Athletic Club y el Betis han elegido a entrenadores jóvenes para liderar sus proyectos. Mireia Vera, entrenadora y analista de fútbol femenino, lo sintetiza así: "Antes ser joven era un handicap y ahora es algo positivo".
El momento de cambio en el fútbol femenino ha hecho despertar las direcciones deportivas. Arroyo cree que, "ante un fútbol femenino más goloso, los clubs han entendido que era necesaria una nueva mirada". El entrenador joven asegura una formación que no había existido hasta ahora en los banquillos. Vera destaca el caso de Giráldez: "Antes de entrenar al Barça había jugado todos los papeles del auca: estudiar INEFC, hacer de preparador físico o de analista". Actualmente, para poder ser entrenador de un equipo de la Liga F es necesario tener la licencia UEFA PRO, la titulación más alta en el ámbito europeo. Vera explica que el fútbol femenino "ha dado un salto tácticamente y el entrenador debe controlar muchos más factores".
Por otra parte, Arroyo cree que la voracidad de los jóvenes interesa mucho a los clubs. "La agresividad, en el buen sentido de la palabra, de quien comienza su andadura profesional y quiere comerse el mundo está muy bien valorada". Para crecer, el fútbol femenino también necesitaba a personas que crean en los proyectos, y aquí los jóvenes se han destapado como una pieza clave. Arroyo analiza que "están dispuestos a multiplicarse: quieren entrenar, hacer crecer la estructura femenina del club, ayudar a la dirección deportiva, etc.".
Las exfutbolistas: una puerta que se abre
Un camino habitual para acabar siendo entrenador de élite en el fútbol masculino es el del exfutbolista. Son jugadores con una gran trayectoria que al retirarse pasan a los banquillos y trasladan su éxito. Sin embargo, este camino no existía en el fútbol femenino hasta los últimos años. Las malas condiciones económicas imposibilitaban a las futbolistas dar el salto. Vera recuerda que "al terminar la carrera las jugadoras ni se planteaban poder dedicarse a algo relacionado con el fútbol". Los banquillos del fútbol femenino no estaban bien remunerados y, además, estaban ocupados mayoritariamente por hombres. Arroyo era la única mujer de su promoción del curso de entrenadores y celebra que en los últimos años ha visto cómo la cifra se ha ido incrementando. Este crecimiento se ha materializado en la Liga F con más mujeres en los banquillos.
Los veteranos del inicio
Volviendo al inicio, los entrenadores veteranos que sacaron adelante a los primeros equipos de fútbol femenino han quedado ahora relegados a un segundo plano. Vera hace valer esta figura. "Era gente no tan formada como la de ahora pero que rompió muchas barreras sin las ayudas actuales". Arroyo también señala la otra cara de la moneda. "El fútbol femenino era la parte de los clubs que no interesaba". A consecuencia de esto, los entrenadores lo eran más por necesidad que por vocación.
Ahora, con los jóvenes triunfante, Arroyo pone los pies en el suelo y cree que es una tendencia concreta en un entorno cambiante. "El crecimiento del fútbol femenino ha coincidido en el punto justo con entrenadores jóvenes con frescura y nuevas ideas". Y cierra la conversación avisando de que, "si revisamos este artículo en cinco años, la generación actual se habrá consolidado y los banquillos habrán perdido juventud".