Patrimonio de agua dulce

¿Por qué Puigcerdà se quedaba a oscuras en invierno?

El lago de Puigcerdá

Lago de Puigcerdá.
25/08/2025
4 min

Alimentado por la acequia de Puigcerdà –también conocida como Canal Internacional–, que toma el agua del río Querol, el lago de la capital de la Cerdanya ha sido una gran reserva de agua, esencial para el regadío y para la limpieza de las acequias y las cloacas del municipio. De todas formas, estas funciones se han convertido en secundarias: el lago es cada vez más, digamos, decorativo.

El agua del lago también ha sido útil para hacer frente a los incendios y extraer hielo. Tiempo atrás, en invierno, se cortaba el hielo en bloques rectangulares y se almacenaba en el pozo cerca del lago, que desapareció cuando se hizo una nueva carretera. Una lástima.

El agua del estanque también se utilizaba para limpiar la nieve de las calles cuando quedaban heladas y salir de casa podía implicar una pierna o un brazo roto. El hielo se picaba (se desmenuzaba) y se tiraba a las alcantarillas. Entonces se vertía agua del estanque, que se llevaba los trozos de hielo. Por otra parte, el lodo del estanque se aprovechaba como fertilizante y la arena para la construcción.

Todo esto me lo explica con todo detalle Enric Quílez, informático y apasionado de la historia de Puigcerdà, mientras damos toda la vuelta al lago y vamos observando un montón de villas lujosas de colores ocre y granate.

Varias bestias son protagonistas del parque que rodea el lago, que lleva el nombre de su promotor –que es también quien dio sus terrenos–, German Schierbeck, que fue cónsul de Dinamarca en Barcelona. Hay, entre otras, ardillas que van de rama en rama, cisnes y patos (tirones, en el habla local). Aquí dicen que los patos tienen muy mala leche. ¡Y mucha memoria! Si un día molestas un pato y al día siguiente vuelves, todavía lo recuerda y te persigue. Por si acaso, no me acerco mucho.

"Puigcerdá era contraria a los carlistas. Como los vencedores fueron los liberales, esto le otorgó una serie de privilegios; así, recibió los títulos deheroica y siempre invicta. Por otro lado, los chicos nacidos en Puigcerdà podían hacer el servicio militar aquí, no les enviaban lejos", me explica Enric. Y acto seguido me muestra una fotografía en su teléfono móvil. Es una imagen preciosa del estanque con un palo en el centro del lago, del que salen una serie de hilos con bombillas hasta los árboles que lo rodean.

Estamos ante una enorme secuoya, que la han descabezado para que las raíces no estropeen la casa que tiene al lado. "Puigcerdà se convirtió a finales del siglo XIX en una colonia de veraneo. La mayor parte de mansiones son hechas alrededor del lago, el punto más elevado del pueblo", comenta Enric cuando pasamos junto a una torre con jardín. Me llama la atención el hecho de que hay un espacio pequeño de césped y, sin embargo, un cortacésped automático realiza su trabajo.

Uno de los primeros prohombres en veranear fue el doctor Andreu –farmacéutico y famoso por las pastillas–. Entre quienes frecuentaban Puigcerdà entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX (hasta la Guerra Civil) cabe destacar los escritores Narcís Oller y Jacint Verdaguer, el pintor Santiago Rusiñol, los músicos Isaac Albéniz y Enric Granados, y el arquitecto Antoni Gaudí. Si pasea por el centro encontrará una placa que dice: "El arquitecto Antoni Gaudí, el verano de 1911, aquí en el Hotel Europa recobró la salud inspirándole la fachada de la Pasión del templo expiatorio de la Sagrada Familia".

La llegada del tren a Puigcerdá, en 1922, ayudó al crecimiento de la colonia de veraneantes. Actualmente tarda lo mismo –o más incluso– de Barcelona a Puigcerdá que cuando empezó a circular.

Pasamos ahora junto a uno de los hoteles que rodean el lago. A la hora de ponerle nombre no se lo pensaron demasiado: se llama Hotel del Lago. El edificio original fue destruido por un incendio, y tuvieron que rehacerlo. A continuación nos detenemos ante una mansión que aloja la Escuela Municipal de Música, que lleva el nombre de Issi Fabra. Frente a esta escuela existe una escultura dedicada a Ortega Monasterio, ahora cuestionado por algunas de sus acciones difíciles de demostrar. Aquí, en Puigcerdà, lejos del mar, es donde escribió la habanera Mi abuelo.

Una imagen antigua del lago.

Este lago es un lugar ideal para pasear, leer... (no hace falta llevar el libro de casa: en el parque hay una casita de madera que acoge una extensión de la biblioteca: el Bibliollac). ¡Y para hacer deporte! Se ha hecho en muchas ocasiones. En pleno invierno, en 1956, se disputó un partido de hockey sobre hielo. "Para confirmar que el hielo resistía, antes del partido se hizo pasar un carro de bueyes por encima del hielo", me explica Enric.

El lago helado convertido en pista deportiva... ¡Qué privilegio! Pero no todo eran ventajas. En los inicios de la electricidad, se realizó una pequeña central hidroeléctrica con agua procedente del lago. El problema era que en invierno, si el lago estaba helado, la central dejaba de funcionar y Puigcerdà se quedaba a oscuras.

Con Enric nos desplazamos hasta el pequeño edificio donde estaba la central. Hacemos un pequeño tramo de una carreterita que lleva a Francia, que desciende bastante –aquí tomo conciencia de que Puigcerdà se encuentra en lo alto de un monte, que da nombre al municipio–, y después de un camino de tierra llegamos hasta este edificio de piedra, ahora habitado. No vale la pena ir. Os recomiendo que vuelva por el lago, un lugar lleno de historia y de historias.

La Fiesta del Lago despide la temporada de verano

Hoy domingo finaliza la Fiesta del Estany de Puigcerdà, que se celebra cada año a finales de agosto y marca el fin de la temporada estival. Los orígenes de esta fiesta se remontan al año 1886. "Es como un Carnaval de verano. Aquí actualmente el Carnaval no se celebra mucho", explica Enric Quílez, coautor, con Oriol Mercadal, del libro que cuenta la historia de esta fiesta, La Festa de l'Estany (1886-2). 130 años de historia, tradición y leyenda .

La fiesta está presidida por la Vieja del Estanque. De las dos versiones que hay sobre la Vella de l'Estany –personaje legendario creado por la colonia veraniega , que ideó la Fiesta del Estany–, me quedo con ésta: cuando se construyó el lago, se derribaron unas casas donde vivía la vieja, que juró que volvería cada año para ver el pueblo.

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