Aprender catalán

"Se quejan de la integración de los inmigrantes pero inscribirse en un curso de catalán es imposible"

El Sindicato Manter y otras entidades critican que la Generalitat no atienda a toda la demanda de cursos para inmigrantes

Barcelona"Es imposible", dice Lamine Sarr, trabajador del Sindicato Manter en la tienda que tienen en el Raval. Entre el lunes y el martes ha intentado apuntarse a uno de los cursos de catalán que ofrece la Generalitat en todo el país a través del Consorcio para la Normalización Lingüística (CPNL), pero todavía no lo ha logrado. La web está colapsada y los centros abren en horario laboral, cuando la mayoría está trabajando. Los voluntarios del sindicato han intentado ayudar a inscribir a 35 personas para los cursos básicos, pero este martes (el último día para inscribirse) sólo habían logrado inscribir a dos, y otras tres están en lista de espera. Ayer hicieron horas de cola en Lleida y era "más difícil que conseguir entradas para un concierto de Oasis", ironizaban en las redes.

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"Yo necesito el catalán para comunicarme, pero hay compañeros que lo necesitan para presentar los papeles de arraigo, porque tienes que haber hecho un curso de 45 horas y, si no pueden hacerlo, deben esperar al próximo año", lamenta. Sarr lleva dos años intentando apuntarse. "Cuando lo he intentado, no lo he conseguido y lo he dejado estar, nunca me había quejado. Pero este año nos habíamos preparado y no lo hemos logrado", lamenta.

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"Los políticos, sobre todo de derechas, se quejan siempre de la integración de los inmigrantes, pero inscribirse en un curso de catalán es imposible. Es una incoherencia. Para que los inmigrantes puedan integrarse hay que abrirles sus puertas. Si no, es mucho difícil. Yo creo que deberían mirarse por qué ocurre esto". Desde el sindicato señalan que "aprender catalán, a diferencia de comprar entradas para un concierto, es un derecho que la administración debería garantizar a todo el que llega a Catalunya". Sarr apunta que los cursos de catalán deberían tener la matrícula abierta todo el año, que deberían ofrecer más abanico de horarios, y también proponen que la Generalitat permita a otras entidades poder dar clases de catalán con certificación oficial, porque estas organizaciones puedan adaptarse más a los horarios de los trabajadores.

Lamine Sarr llegó a Barcelona en el 2007 y no habla catalán, pero le gustaría: "Yo atiendo personas a diario en la tienda y me gustaría hablar catalán con quien me hable en catalán". Además, defiende que también puede ser una lengua suya, como el wolof, el francés, el inglés y el castellano. "Yo no siento que el catalán sea de una etnia específica. El catalán no es sólo para los catalanes. El idioma es una herramienta para comunicarse, es en beneficio de todos y, si lo puedes aprender, un día te puede servir", afirma.

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Lamine Sarr: "Los políticos, sobre todo de derechas, se quejan siempre de la integración de los inmigrantes pero inscribirse en un curso de catalán es imposible."

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Un decalaje que viene de lejos

Un estudio de Òmnium ya alertaba del decalaje entre la voluntad de estudiar catalán y la oferta de catalán. 2,3 millones de personas quieren estudiar catalán y existen 120.000 plazas disponibles al año entre organizaciones públicas y empresas privadas. El Consorcio ofrecerá este año unas 100.000 inscripciones (que no equivale a inscritos: una persona puede inscribirse a dos cursos al año), pero eso no absorbe toda la demanda, como hoy reconocían por redes.

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Según el estudio, en Cataluña todavía hay 1,4 millones de personas que no saben hablar catalán (un 18,8% de la población), 1 millón de personas que no saben leerlo (14,5% de la población) y 2,6 millones que no saben escribirlo (34,7% de la población), según datos públicos y oficiales. El 83% de los que se apuntan a los cursos del Consorci son personas nacidas en el extranjero, que cursan el ciclo inicial y básico, gratuitos.

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A raíz de la queja del Sindicato Manter han surgido otras entidades, como Casa Nostra Casa Vostra, que denuncian los mismos problemas y desmienten el tópico de que los inmigrantes no quieren aprender catalán. Houria Laghlid llegó al pequeño pueblo leridano de Sudanell y no encontró ningún curso de catalán. "No entendía nada de lo que decía la gente, no podía comunicarme, no podía ayudar a mis hijos con los deberes. Fue como si me hubieran tomado todo lo que sabía", explica en un vídeo, en catalán. Por eso, con la entidad Lo Portal organizaron un curso de catalán al margen de la administración y se presentaron 40 personas. Hoy da clases de catalán el 90% de la población no catalanohablante del municipio.

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Compromiso del gobierno

Desde el Govern, este martes la portavoz, Silvia Paneque, se ha comprometido a realizar "propuestas y acciones de mejora" ante las dificultades que afrontan las personas migrantes a la hora de inscribirse en los cursos de catalán. Según Paneque, son conscientes de esta problemática, por lo que la conselleria de Política Lingüística se ha puesto a trabajar "para realizar cambios en esta formación y para dar cumplimiento y salida a estas necesidades".