Emergencia social

"¿Por qué quieren los pisos vacíos y a la gente en la calle?"

Desahucian a una familia de Sant Roc mientras negocia con el fondo inversor la oferta de compra del piso que perdió por no poder pagar la hipoteca

Herminia hablando con el agente judicial con la presencia de los mossos, al barrio de Santo Pedrusco  de Badalona

BadalonaNo ha podido ser, y la familia de Herminia ha tenido que dejar los bajos que ocupan desde hace diecisiete años en el barrio de Sant Roc de Badalona. El 3 de diciembre pasado el juzgado accedió a dar diez días de margen, pero en el segundo intento no ha habido más prórrogas y se ha ordenado el desahucio, que deja sin techo a seis personas. Bajo la presencia de los Mossos d'Esquadra, unos operarios han cambiado la puerta de madera por una de acero antiocupaciones. "Ahora se van ellos, pero dentro de unos minutos entrarán otros", auguraban la docena de vecinas que han bajado a la calle para apoyar a los afectados. "Hoy venimos por ellos y mañana será por nosotros, nos tenemos que ayudar entre nosotros", repiten, conocedoras de que solo esta semana hay al menos nueve desalojos en el barrio.

Herminia compró el piso de la calle Alfons XII en 2006, pero después de una década de pagar puntualmente los recibos de la hipoteca ya no pudo cumplir los plazos. Los echaron y, como la vivienda seguía vacía, volvieron a instalarse dentro, sin ninguna otra alternativa. "¿Qué quieren que hagamos, que estemos en la calle?", se pregunta la mujer, mientras espera a la comitiva judicial y al procurador del fondo Promontoria, el fondo de inversión propietario del piso. Durante los diez días de margen que les dio el juzgado para acabar de negociar con la propiedad una opción de compra, Herminia ha buscado el aval de un familiar para poder hacer una oferta, y confiaba en que la prórroga habría jugado a su favor. "¿Quién quiere vivir en este barrio?", dice mientras señala un bloque de pequeños pisos al que le falta una rehabilitación a fondo.

Con todo, la familia había recogido en unas pocas cajas de cartón y bolsas ropa y otros objetos personales. En el portal se acumulaban una mesa y unas cuantas sillas de plástico negro y un televisor pequeño. "Tampoco me lo puedo llevar todo, porque no tengo dónde ponerlo", explica junto a dos hijas –una adolescente menor de edad– que se abrazan con unas amigas que han venido a darles calor.

Un operario colocando una puerta antiocupaciones en el piso de la familia desahuciada de Sant Roc, en Badalona.

Para la cita del desahucio de este lunes, los Mossos han enviado tres furgonetas de los antidisturbios, que han aparcado junto al edificio pero que después de la mediación de los miembros de la Plataforma Sant Roc - Som Badalona se han retirado a una posición menos destacada y en ningún momento han tenido que actuar. "Ya estamos aquí. ¿Han recogido?", se presenta el agente judicial antes de dirigirse a Herminia para anunciarle el veredicto del juzgado: "Lo siento". Las negociaciones, en caso de que continúen, se tendrán que hacer con la familia fuera del piso.

La garrafa de aceite

En menos de 10 minutos, la familia y sus pertenencias quedan fuera. Herminia coge con fuerza la garrafa de cinco litros de aceite de oliva casi llena que compró el sábado, esperando que la suerte les sonriera. La misma filosofía que la llevó a hacer obras en el piso después del verano, cuando cambió las baldosas del piso por unas blancas que este lunes se ven relucientes. "¿No pueden soldar afuera o poner debajo unos papeles para no estropear el suelo?", pide a los operarios, que van al grano bajo la mirada atenta de tres mossos impertérritos.

"Vivir esperando el desahucio es como vivir a punto de tener un infarto", dice Herminia. A su alrededor el medio centenar de vecinos que finalmente se han acercado tiran una pregunta al aire: "¿Por qué quieren un piso vacío teniendo a gente en la calle?" Poco antes, una voz grita que hay un nuevo corte de luz, un problema persistente en invierno en este barrio badalonés por la sobrecarga de la red, puesto que un gran número de vecinos pinchan la luz porque se les ha retirado el contador. Casi seis horas después, todavía seguían sin electricidad.

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