Starmer y el reto de reconstruir el Reino Unido post-Brexit

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Starmer en Downing Stret

Pocas veces un resultado electoral había sido tan anticipado como la arrolladora victoria del Partido Laborista del jueves en Reino Unido después de 14 años de gobiernos conservadores. El rumbo del país empezó a torcerse el 23 de junio del 2016, cuando los partidarios de sacar al país de la Unión Europea se impusieron en referendo e hicieron del Brexit una realidad. La tibieza tanto del primer ministro conservador, David Cameron, como de la oposición laborista a la hora de defender el mantenimiento dentro de la UE dio alas a los discursos populistas antieuropeos de Nigel Farage, que fue el verdadero vencedor de la cita . Desde entonces, todo ha sido un cúmulo de despropósitos. Cameron se marchó y fue sustituido por Theresa May, que se enzarzó en un interminable proceso de negociación del Brexit que con el paso del tiempo se ha acabado confirmando como un auténtico fracaso económico y social. El momento más bajo de toriesSin embargo, llegó con los escándalos de Boris Johnson y su nefasta gestión de la pandemia, y donde básicamente él mismo se dedicaba a incumplir las normas que imponía al resto de la población. Tras él, ni la breve Liz Truss ni Rishi Sunak lograron enderezar el rumbo.

La sensación general es de un deterioro grave de los servicios públicos –especialmente la sanidad– y, en general, de las infraestructuras, de un aumento de las desigualdades sociales y de una situación económica en la que no se han cumplido las expectativas creadas por el Brexit, cuando se vendió la UE como un freno para el potencial crecimiento británico, y en el que existen sectores productivos con una alarmante falta de trabajadores. Esa idea de que una Gran Bretaña libre de las cadenas de la UE debía despegar ha resultado un verdadero fiasco y ha acabado destruyendo el partido que impulsó el Brexit.

Ante este caos, los británicos se entregaron al Partido Laboralista del moderado Keir Starmer, que con una cómoda mayoría de 412 escaños en Westminster ha recibido este mismo viernes el encargo de formar gobierno por parte del rey Carlos III. Starmer ha hecho un llamamiento a hacer "uno reset" en el país y ha llamado a todos los sectores sociales a sumarse a esta tarea, poniendo un énfasis especial en la clase trabajadora, la más perjudicada por la gestión tory. Starmer tiene por delante una ingente tarea: reconstruir Gran Bretaña post-Brexit. Para ello debe recuperar la confianza en el país, ordenar la economía, devolver el prestigio y la eficiencia a los servicios públicos y rehacer las relaciones con la UE. Para ello podrá contar de entrada con cierto crédito, ya que enfrente tiene una oposición completamente desorientada y sin liderazgo. Y nadie espera en Gran Bretaña que las cosas cambien de un día para otro.

En realidad, el principal reto de Starmer es hacer que los británicos vuelvan a creer en la política y no se deslicen hacia posiciones populistas y de extrema derecha, como está ocurriendo en otros lugares europeos. No lo tendrá fácil, pero el mal papel de sus antecesores juega a su favor. Sólo aplicando una cierta racionalidad y aparcando la demagogia, Starmer ya habrá dado un gran paso.

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