La temeridad en la carretera debe pagarse
A golpe de campañas y conciencia de los conductores, con los años se ha conseguido reducir un poco el número de accidentes de tráfico y, además, cada vez hay menos reticencias a las nuevas restricciones a la hora de conducir. Cinturón de seguridad, límites de velocidad, prohibición del consumo de alcohol –pronto al 100%– o drogas, multas por utilizar el móvil mientras se conduce... Lo cierto es que a pesar de todo en el 2023 murieron 288 personas en siniestros en vías interurbanas y núcleos urbanos, un 9% más que en 2022. Acabamos de saber que los heridos graves en accidentes de tráfico en el área metropolitana de Barcelona se han disparado un 20% en el último año. Y hemos vivido un fin de semana funesto, con ocho muertos en las carreteras catalanas. Así pues, los controles viarios y las campañas son necesarios y posiblemente habría que ser aún más estrictos con las imprudencias temerarias.
Hablando de imprudencias temerarias, una que clama al cielo es la de las personas que directamente conducen sin carnet. En Cataluña, cada día, de media, se interceptan 50 personas que conducen sin carnet, bien porque nunca lo han tenido, bien porque han gastado todos los puntos y se lo han retirado. Así, en 2023 hubo 18.160 conductores pillados circulando sin el documento en regla, y este año, hasta agosto, ya han pillado a más de 7.600 en estas condiciones. Son los detectados en algún control rutinario porque han provocado algún accidente o porque tenían una conducción temeraria que ha hecho sospechar. Por tanto, seguramente la cifra de este tipo de infracción es superior.
Podría pensarse que la mayoría de estas personas tenían carnet y que, por las circunstancias que fuera, han perdido los puntos, pero como necesitan el coche para su vida cotidiana han decidido jugársela. Este solo hecho ya es un delito, pero al menos cabe pensar que al menos conocen las reglas básicas. Sin embargo, la realidad es que la mayoría, casi 10.000 personas, nunca han pisado una autoescuela y en muchos casos ni se han planteado quitarse el carnet. Es decir, consideran que no es necesario estudiar las normas de tráfico ni las señales y tampoco practicar para saber cómo reaccionar ante una situación inesperada y conducir de forma segura. Son un peligro, para ellos pero sobre todo para el resto de conductores y peatones con los que se encuentran, y hay que combatirlo con más rigor.
La seguridad en el tráfico depende de muchos elementos. Del buen trazado y buenas condiciones de las carreteras y vías urbanas y del estado del vehículo, por supuesto. Pero la parte fundamental, por lo que la mayoría de campañas se focalizan en ella, es el factor humano. La mayoría de accidentes tienen su origen en un error humano, en distracciones –con el móvil, por ejemplo–, en la conducción bajo los efectos de las drogas o el alcohol o en una conducción temeraria para pensar que se n sabe más que los demás y que se puede hacer lo que se quiera. Pero todo esto se paga, no sólo físicamente, sino penalmente. Conducir sin carné es una de las causas que pueden llegar a comportar penas de prisión que oscilan entre los seis meses y los dos años. Y no es una broma. Ahora mismo, en Catalunya, por diversas causas relacionadas con delitos de tráfico, hay 236 personas en prisión.