Utilizar el dolor del propio cuerpo para denunciar la represión

El arte político de Pavlenski resiste en la Rusia de Putin

Pavlenski es va tallar el lòbul d’una orella el 2014 en una acció de protesta contra l’ús de la psiquiatria per motius polítics.
Natàlia Boronat
06/08/2016
3 min

MoscúArte, vandalismo, provocación, activismo, absurdidad o incluso locura son algunas de las opiniones divergentes sobre las acciones de Piotr Pavlenski, un artista de San Petersburgo de 32 años autor de obras controvertidas. Él, sin embargo, sí que lo tiene claro: hace arte político con el objetivo de concienciar a los rusos de las carencias del sistema en el que viven. Este hombre delgado, de pómulos muy marcados y unos ojos muy expresivos y que normalmente va por la calle medio encogido bajo una capucha de chaqueta deportiva es conocido por acciones de denuncia en solitario en las que utiliza el dolor de su propio cuerpo.

Pavlenski se hizo famoso en verano de 2012 cuando se cosió la boca en San Petersburgo en señal de apoyo a las tres chicas del grupo de punk Pussy Riot, que entonces eran juzgadas por su oración-concierto contra Vladimir Putin en la catedral del Cristo Salvador de Moscú. "Cosiéndome la boca con la catedral de Kazan de fondo he querido enseñar la situación del artista contemporáneo en Rusia: no existe la libertad de expresión. Me disgusta el terror de la sociedad, la paranoia colectiva que veo por todas partes", declaraba el artista entonces.

Para Pavlenski la obra lo es todo: la concepción, la acción, el desenlace, el manifiesto del autor en las redes sociales, la reacción de la sociedad y también el juicio en los casos en los que se ha llegado a celebrar. A principios de 2013 Pavlenski se encerró desnudo dentro de una especie de capullo hecho de alambre con púas en una performance titulada Cadáver para protestar contra la ley que prohíbe la propaganda homosexual entre menores de edad y la ley sobre la ofensa a los sentimientos de los creyentes. En sus obras denuncia el estado represivo, pero el desenlace normalmente lo protagonizan los policías, que en este caso lo liberaron del alambre con unas tenazas.

El escroto clavado en la Plaza Roja

Unos meses más tarde, con motivo del Día de la Policía, Pavlenski volvió a aparecer desnudo en medio del frío de noviembre con el escroto clavado a un adoquín de la plaza Roja de Moscú. Al cabo de un rato unos policías se lo llevaron tapado con una sábana, después de haber sacado el clavo. Según el artista, la obra Fijación era "una metáfora de la apatía, de la indiferencia política y de la fatalidad de la sociedad rusa contemporánea". Pavlenski también mostró su apoyo al movimiento de la Maidan de Kiev.

En 2014 el artista, sentado y desnudo en el tejado de un conocido centro psiquiátrico y judicial de Moscú, se cortó el lóbulo de una oreja con un cuchillo en una acción llamada Separación para denunciar que en la Rusia contemporánea se vuelva a hacer uso de la psiquiatría por motivos políticos. "El cuchillo separa el lóbulo de la oreja del cuerpo. La pared de hormigón de la sección de psiquiatría separa la sociedad de los enfermos entre los que están en su sano juicio y los dementes", dice el manifiesto de Pavlenski.

El juicio, una obra de arte

La última acción sonada de Pavlenski fue Amenaza, cuando en noviembre prendió fuego a una puerta del temido edificio del FSB -el Servicio Federal de Seguridad de Rusia, el antiguo KGB- en la plaza Lubianskaia de Moscú para denunciar el sistema de represión y de terror instaurado por este organismo. A continuación fue detenido. Todo el proceso judicial contra Amenaza ha sido como una performance que a Pavlenski le ha permitido ridiculizar el sistema judicial con acciones como la compra abierta de testigos. Incluso la absurdidad de la acusación contra el artista, "deteriorar un objeto de importancia cultural" -la puerta del KGB, el organismo que desplegó su maquinaria contra la disidencia soviética-, juega a favor de la concepción del arte de Pavlenski. Después de pasar 7 meses en prisión preventiva y condenado a pagar una multa de 500.000 rublos (unos 14.000 euros), que asegura que no pagará, Pavlenski quedó en libertad a principios de verano.

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