El zar de la lucha antiterrorista y el CITCO
Los cuerpos de seguridad aportan al Centro solo los datos que quieren
BarcelonaEl Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) no ha jugado papel alguno en los atentados terroristas del Estado Islámico en Las Ramblas y Cambrils, pese a ser presentado como “el mejor escudo” contra ese tipo de actividades. Eso es lo que dijo el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en el acto de toma de posesión del comisario principal, José Luis Olivera, como director del nuevo organismo. Era el 27 de enero de 2015.
En dicho acto, una personalidad se acercó a Olivera y dijo en voz alta:
-Ya eres el nuevo Hoover.
La referencia a J.Edgar Hoover, el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), el hombre acusado por el presidente Truman de convertirlo en una policía secreta privada, no dejó de hacerle gracia a Olivera.
-Bueno, ese estuvo cuarenta años-precisó.
Para ser exactos: 37 años.
Olivera es conocido en Cataluña por aquella visita que hizo a Barcelona junto a Marcelino Martín Blas, jefe de Asuntos Internos de la Policía, el 29 de octubre de 2012, para persuadir a los fiscales del caso Palau de que era necesario un registro en la sede de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) y en la fundación Trías Fargas, a espaldas del juez instructor.
Por aquellas fechas ya hacía algunos meses que había dejado su puesto de jefe de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) que había ocupado desde su nacimiento en 2005 hasta 2012. Y empezaba con el cargo de director del CICO (Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado) a escalar nuevamente con el Partido Popular en el gobierno, como lo había hecho con el PSOE.
En octubre de 2014, pues, el CITCO nacía como el traje a medida de Olivera a partir de la fusión del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA) y del CICO.
Teóricamente, Olivera se convertía en el Zar de la lucha antiterrorista.
Sin embargo, fuentes tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil señalan que el CITCO, a pesar de poseer una potente plataforma informática, sigue sin conjurar los principales hábitos de los servicios de información en España: cada uno de ellos se guarda los secretos y comparte poco o nada con sus colegas, a quien suelen ver como rivales.
“Los servicios suben al CITCO las informaciones que quieren. Por tanto, un servicio que accede a los datos que almacena este organismo no está entrando en la bases de informaciones de los cuerpos de seguridad sino solo a las que estos han tenido a bien alojar allí”, señala una fuente de la Guardia Civil a ARA.
Hasta ahora, los Mossos d'Esquadra no han participado en este organismo, pero lo harán ya que es algo que ya está prácticamente decidido o a punto de ocurrir.
Las informaciones referidas al imán de Ripoll, Abdelkaby Es Satty, por ejemplo, que datan de 2005, 2006, y 2014 y 2016, no han pasado, según fuentes consultadas, por el CITCO.
El tema de El Satty ha cobrado relieve por ser el organizador de la célula terrorista que preparó en Ripoll y Alcanar los atentados del 17 de agosto en Barcelona y la madrugada del 18 en Cambrils.
La Policía ya había seguido los pasos de Es Satty en 2005 y había conseguido autorización judicial para intervenir sus teléfonos ya que estaba en relación con presuntos terroristas de la organización Ansar El Islam, según ha publicado el diario Abc.
Sin embargo, este dato, que figura en la investigación judicial más tarde archivada sin cargos contra Es Satty, y que figura en la base de datos de la Policía, no fue compartida ni con la Guardia Civil ni con los Mossos.
Aunque esa investigación no terminase en un procesamiento de Es Satty, ello no hubiera impedido un seguimiento, un mensaje de alerta sobre el imán, que más tarde en 2006 aparece en una relación con su primo, Mustafá Es Satty, vinculado a una red de presuntos terroristas en Vilanova i la Geltrú. Y aunque este caso también terminó siendo archivado por el Tribunal Supremo en 2011, hubiera sido prudente compartir esta información, que actualizaba la de 2005.
Precisamente, un policía belga se dirigió de manera personal e informal a un inspector de los Mossos en 2016 para requerir si había información sobre Es Satty ya que había recelos sobre su personalidad en Vilvoorde, una ciudad a 10 kilómetros de Bruselas donde intentaba establecerse.
El inspector rebuscó en sus archivos e informó que solo le aparecía un Mustafa Es Satty y que Abdelkaby no aparecía relacionado con terrorismo. El inspector de los Mossos tampoco se dirigió a la Policía Nacional para verificar si existían otros datos.
La nula cooperación en el cruce de datos permanente entre la Policía y la Guardia Civil abrió el camino a la barbarie del 11-M; esa nula colaboración entre Policía, Guardia Civil y Mossos, (desde la noche misma de la explosión en Alcanar) fue la que pudo aprovechar el imán Es Satty para campar como Pedro por su Casa en una amplia región de Cataluña, entre Ripoll y Alcanar, con apoyo exterior, para consumar la masacre de Barcelona y Cambrils.