No conozco ningún caso (y no creo que haya muchos) de alguien que haya ido a un centro sanitario en Catalunya, Baleares o el País Valenciano hablando castellano y le hayan dicho que se tenía que pasar al catalán para ser atendido. En cambio, han salido unos cuantos casos de personas que han ido a centros sanitarios hablando catalán y se les ha dicho que si querían ser atendidos tenían que cambiar de lengua. Como en una situación de cooficialidad cada cual tendría que poder hablar en la lengua que desee, en las Baleares han tomado una serie de medidas para garantizar este derecho a quienes se expresan en catalán. No para que les respondan en catalán, sino para que no les obliguen a cambiar de lengua. Jugando con una confusión entre la necesidad de entender y la obligación de hablar, estas medidas se han presentado en algunos medios como la imposición inaceptable de atender a todo el mundo en catalán (cuando atender y entender no son lo mismo). Y resulta así que unas medidas pensadas para acercarnos a una mínima igualdad son criticadas paradójicamente en nombre de la igualdad. El mundo al revés: se considera una situación de igualdad aquella en la que quien habla castellano lo puede hacer siempre que quiere y en la que a quien habla catalán se le puede exigir que se pase al castellano. Curiosa idea de igualdad.