Leo en la prensa: “Según las encuestas, Ayuso y Vox tendrán en Madrid mayoría absoluta”. E intento releer este titular con los ojos de Angela Merkel. Me la imagino sorprendida, escandalizada e indignada. En las elecciones de 2018 en Baviera la CSU –la versión bávara del partido de Merkel– obtuvo 85 escaños de los 205 que tiene el Parlamento. Alternativa para Alemania, el partido de extrema derecha equivalente a Vox, obtuvo 22. Por lo tanto, los dos partidos juntos tenían aritméticamente la mayoría absoluta. Pero a nadie se le ocurrió titular ni en las encuestas ni cuando se hicieron públicos los resultados que la CSU y Alternativa para Alemania sumaban mayoría absoluta. Simplemente porque esta mayoría aritméticamente posible era políticamente imposible. Peor, repugnante. Unos pocos diputados bávaros osaron apuntar la posibilidad, no muchos, y fueron fulminados por Merkel. Y la CSU buscó alianzas con otros partidos. Merkel se escandalizaría de la naturalidad con la que en Madrid se da por hecho una suma que en Baviera sería aberrante. Vox es como Alternativa para Alemania, pero ni Madrid es Baviera, ni el PP es el equivalente, a la hora de hacer sumas, de los democratacristianos alemanes. Ni Ayuso es Merkel. Aunque compartan grupo en Europa.

Vicenç Villatoro es escritor

stats