9 tesis sobre la guerra y la izquierda

1. Putin es un nacionalista ruso de derechas al que se puede atribuir la estabilización de lo que quedaba de Estado ruso, tras la destrucción de la Unión soviética y la orgía del periodo de Yeltsin. Con métodos autoritarios y un desprecio notable de los derechos humanos, devolvió a Rusia un cierto peso internacional. Aliado de la OTAN y los países occidentales en la lucha contra el terrorismo islamista, sus métodos fueron elogiados públicamente por Santiago Abascal y por toda la ultraderecha europea con la excepción, por obvias razones, de la polaca. La alianza con la OTAN terminó con la derrota relativa del terrorismo islamista.

2. "Que se joda Europa". La frase es de Victoria Nuland, secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos para Asuntos Europeos. La pronunció en febrero de 2014 en una conversación con su embajador en Ucrania. Alguien (¿los servicios secretos rusos?) la pinchó y se hizo pública. La frase sintetiza la política estadounidense en la crisis ucraniana del Euromaidán: anular a Europa y hacer todo lo posible para sustituir al gobierno rusófilo por un gobierno pro-EE. UU. Ambos notablemente corruptos y poco respetuosos con las libertades civiles, pero representantes de sectores muy diferentes de la población plurinacional del Estado ucraniano. Allí, efectivamente, empezó a joderse Europa y allí está la clave para entender (que no justificar) la agresión de Rusia contra Ucrania.

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3. Ucrania es hoy, básicamente, un territorio de influencia en disputa entre los EE. UU. y Rusia. De momento y a la vista de los últimos acontecimientos militares va ganando Rusia que está haciendo valer su abrumadora superioridad militar sobre Ucrania.

4. La mayor parte de los analistas descartan una respuesta militar de la OTAN (en teoría no la permitiría su tratado) o de una coalición de miembros de la OTAN contra Rusia. Se estima que, a pesar de la absoluta superioridad militar de EE. UU. y sus aliados sobre Rusia, enfrentarte a una potencia nuclear no es recomendable y que Ucrania y la propia expansión de la OTAN no merece correr ciertos riesgos. Eso dicen la mayoría de los que saben, pero vaya usted a saber.

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5. La mayoría de los analistas hablan también de sanciones económicas que tendrán efectos devastadores sobre la población civil de Rusia y que repercutirán sobre la población europea. Varios economistas han reconocido ya que, junto con la Unión Europea, podrían irse al infierno también la recuperación económica y el supuesto carácter “ecologista” del llamado (exageradamente) “Green New Deal”.

6. Quien conozca el análisis de sistemas-mundo y haya leído a Giovanni Arrighi y a Immanuel Wallerstein sabe que esta guerra se produce en un contexto de crisis de la hegemonía de EE. UU. y de emergencia de China como nuevo aspirante a dominar el sistema internacional de Estados. Y quien sepa algo de geografía política estará familiarizado con términos como “región pivote”, “Eurasia”, “teoría del corazón continental” y conocerá a geopolíticos como John Mackinder e incluso a Karl Haushofer, que influyó en la política expansiva del III Reich. Son lecturas muy útiles para comprender los procesos históricos a vista de pájaro y les ayudarán a entender algunas claves del momento que vivimos, pero no les van a servir para predecir el comportamiento de los grandes decisores políticos durante las próximas semanas.

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7. Lo que sí podemos saber con precisión histórica de cirujano es lo que ha señalado, desde las páginas de El Salto, Raúl Sánchez Cedillo: “Toda guerra siembra fascismo, lo refuerza, lo acelera. Desde el siglo XX, la guerra moderna y el fascismo son dinámicas indisociables”. Como explica el analista de la Fundación de los comunes, la guerra de Ucrania no será una tormenta de unas semanas, sino que acelerará el proceso de involución democrática que viven cada vez más países de Europa. A día de hoy, las democracias liberales pluralistas no tienen, ni mucho menos, asegurada su continuidad histórica. La democracia española que hemos conocido en los últimos 40 años, con sus enormes defectos e imperfecciones, empezará a morir si VOX y PP llegan a formar gobierno en el Estado con el apoyo de las derechas económico-mediática, judicial y militar-policial. Ya podemos tomar nota todos los demócratas de esta realidad y trabajar para que no ocurra.

8. La “izquierda” otanista volverá estos días con la cantinela que asocia OTAN con democracia. Les prometo que aunque lo repiten no se lo creen; saben perfectamente que la OTAN es el brazo militar de los EE. UU., pero no se atreven a decir la verdad sobre un poder que asumen, no sin una parte de razón, como ineludible. Si al menos son capaces de hacer girar el furor atlantista de la ministra de defensa hacia un discurso que mire más a la UE y a la ONU, podremos darnos por satisfechos. Esperar más del PSOE es absurdo.

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9. Podemos, ERC, EH Bildu, Catalunya en Comú, Izquierda Unida, Compromís y otros grupos han firmado juntos un comunicado lúcido sobre la situación, reivindicando la Carta de las Naciones Unidas. El PCE ha sido implacable con los mínimos elementos rojipardos que se llaman comunistas. Pero ahora toca que la izquierda tenga la lucidez suficiente para entender que esta guerra no se puede combatir en lo social con los mismos marcos y mensajes que en el pasado. Es tiempo de internacionalismo y de antifascismo militante en defensa de la democracia y de la paz. Eso supone poner el foco en la defensa de las poblaciones civiles afectadas hoy por la agresión rusa. Eso se puede traducir muy pronto en una marea de refugiados a los que se debe atender y proteger. Mañana será la población civil rusa la que será víctima de las sanciones y muy pronto serán las poblaciones europeas las que padezcan el encarecimiento de la energía y el parón de la recuperación económica.