El agua no cae del cielo
Durante los días de sequía, para incitarnos a no gastar agua, nuestra querida Generalitat se sacó de la manga un eslogan que decía "El agua no cae del cielo". Es decir, que ahorráramos agua, que recicláramos, que desaliniáramos, pero que no esperábamos la lluvia para que el agua no cae del cielo. El agua no nos es dada, debemos ganarla, debemos trabajarla, debemos ahorrarla. ¿No cae del cielo? Todo hasta que un Yahvé cruel como el del Antiguo Testamento ha derribado agua del cielo para demostrar a los descreídos que toda el agua que tenemos y que gastamos ha caído del cielo. ¿No cae del cielo? Pues ahora lo verá. Y ha llegado eso que ahora llaman una DANA, así, en una sigla, que hace más moderno, y esta DANA ha caído sobre Valencia, algo más abajo de Catalunya, que se inventó lo del agua no cae del cielo . Supongo que, desde el cielo, lo de las comunidades autónomas, sean país, nación o lo que quiera, se ve algo confuso. Si desde Roma el Papa ya no lo ve claro, ¡imagínense desde el cielo!
Y sí, ha caído agua, mucha agua, desde el cielo a las cabeceras de los ríos y los ríos se han llenado, han crecido, se han desbordado, han arrastrado todo lo que han encontrado, troncos, cañas, basura , coches, camiones… y se ha formado una masa espesa, barro, para recordar a los que hemos sido hechos de barro de dónde venimos y dónde vamos. Y el barro lo ha invadido todo, calles y aparcamientos, pueblos y barrios. Y esa ola se ha llevado puentes y ha matado a personas. Nuestra orgullosa civilización se ha quedado a oscuras, sin luz ni agua potable, sin comunicaciones. Sin teléfonos móviles y sin internet. Y el agua se ha llevado voluptuosa a este símbolo de nuestra civilización que es el coche. Y ha utilizado a los coches para tapar túneles y puentes construidos por los orgullosos humanos, con cemento orgulloso de dominio. Aquí hay un torrente, pues le haremos una cama de hormigón y así, cuando llueva, el agua se deslizará más fácilmente. ¡Aquí hay una riera, pues venga hormigón! ¿Que estos terrenos son inundables? ¡Pues venga muros de contención y venga bloques de pisos sobre los barrancos que deberían estar libres! Caerán cabezas, decía alguien, a eso que llaman las redes. Como si no hubieran caído lo suficiente. Claro que quienes han caído no son los jefes de aquellos que, en la soledad agachada de los despachos, firmaban permisos de construcción, firmaban planes de urbanismo, sino los jefes de sus víctimas.
¿Mala fe? No, codicia e incultura. Toda la maquinaria burocrática no ha sido capaz de alertar a la gente con tiempo suficiente para prevenir lo que se hubiera podido ahorrar, o una parte. La falta de agilidad de la administración es proverbial y es en ocasiones como ésta que se demuestra.
Y bueno, ha pasado Todos los Santos, fiesta anual, ha pasado el Día de los Muertos, con su ritual de panellets y castañas y de visitas a los cementerios y de crisantemos de olor acre. Aunque muchos han pasado a Halloween, que es más moderno y divertido. Con calabazas perforadas, hechas falsas calaveras. Y con algo de terror, que, de vez en cuando, gusta mucho. Hemos entrado en noviembre, más triste y oscuro y húmedo. Queremos que pase como una exhalación y poder poner los corazones en diciembre navideño de pesebres y lucecitas. Pero mientras tanto debemos cargar con noviembre. Y este año a fe que será recordado como más cruel. Ha pasado Todos los Santos, ha pasado el Día de los Muertos y todo el mundo recordará este noviembre realmente como mes de los muertos.
Las redes sociales no paran de dar imágenes de barro y de sótanos inundados, de aguas furiosas que avanzan amenazadoras, de coches abollados. No paran. Pero cuando te las miras un rato te das cuenta de que las imágenes suelen ser siempre las mismas. Se repiten. Esto ya lo vimos ayer, piensas. Esta mujer, con ese anorak rojo ayer ya estaba. Y muchas imágenes son falsas. Ahora, mientras haya agua y barro, todo vale, aunque las imágenes sean desde hace tiempo, de otro sitio, de otra inundación. Repetidas y mentirosas. Es que se trata de las redes y las redes son imagen y las imágenes pueden salir de donde sea. Elinfluencer busca una imagen adecuada, y la imagen sale de donde sea. Busca una imagen de inundación. Y sale una imagen, viscosa de barro espeso. De ahí o de Ceilán. Parece que esa imagen de una caravana ingente de policías y ambulancias que acompañaba a los reyes era una caravana fake. Y las calles por las que pasaba ni siquiera eran de pueblos de Valencia. Eran de Madrid. ¿Quiere imágenes? ¡Pues aquí las tenéis!
El agua no cae del cielo, viene del infierno.