Una amnistía contra el rey

Nadie sabe si habrá amnistía porque, al menos de momento, Puigdemont, que tiene la sartén de los votos decisivos por el mango, apenas la considera una condición de partida para sentarse a negociar la orientación de toda una legislatura. Y eso es ponerle a Pedro Sánchez el listón muy arriba, al igual que Junts y su propio líder se enfrentan a la evaporación de la magia que conlleva tener que decidir qué es aceptable y qué no cuando, después de cerca de seis años de exilios, no se juega al todo o nada.

Pero la simple posibilidad de una amnistía por los hechos entre el 9-N del 2014 y la concesión de los indultos en junio del 2021 (como proponía el magistrado Martín Pallín en El País) ha elevado la agitación y propaganda política en España a unos niveles que superan (que ya es decir) la recogida de cuatro millones de firmas que organizó el PP en el 2006 contra un Estatut que el Parlament había enviado a Las Cortes con un 90% de los votos.

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La prueba la dio el propio Feijóo durante su discurso de investidura. Según el candidato, la amnistía sería contra la igualdad de todos los españoles, contra la separación de poderes, contra la Policía y la Guardia Civil, contra las Cortes y, atención, contra el rey y su discurso del 3 de octubre del 2017. Feijóo pone al rey en su propia columna de activos, en una afirmación que no se coloca en un discurso de investidura por casualidad, haciendo un uso alarmista de la Corona.

No, nadie sabe si habrá amnistía, pero si las Cortes generales aprobaran la ley, acabaría llevando la firma del mismo rey que el 3 de Octubre hizo política de parte.