El análisis de Antoni Bassas: 'Rufián y el silencio de Esquerra'
Rufián interpretó ayer exactamente la posición del partido con la frase “No nos representan”. Ni con Rusia, ni con nada. Este es el verdadero fondo de la cuestión. El problema es que comparten gobierno
Empecemos afirmando que lo más grave que ha pasado en Catalunya en las últimas horas no han sido las palabras de Rufián, sino la huelga de maestros. La huelga fue un éxito, o una demostración de fuerza de los maestros ante el departamento.
Digo de los maestros y no de los sindicatos, porque en esta huelga han tenido el apoyo, incluso, de directores de centros, lo cual quiere decir que hay un malestar entre los docentes que es profundo y que no es de ahora, que ha acabado explotando.
La situación es grave porque estamos hablando de la Educación, que es un bien preciado porque una sociedad que acierta el modelo de enseñanza es una sociedad más cohesionada, más estable, más madura, más capaz de salir adelante. Y en Catalunya, en vez de discutir sobre Educación, ya hace demasiado tiempo que discutimos sobre maestros. Discutimos apasionadamente, con dos grandes bandos: los maestros por un lado y las familias por otro. Solo faltaba que la chispa que ha desencadenado la huelga fuera el anuncio del conseller Gonzàlez-Cambray –por cierto, aquel día acompañado del president Aragonès– de que el curso empezaría una semana antes. Las familias estaban contentas con el anuncio y los maestros no.
Ayer el estado de la organización educativa en Catalunya tocó fondo. Es imperativo que el departamento y los sindicatos de maestros se encuentren. El problema es que la confianza en el conseller y en el departamento ha quedado muy tocada.
Y cuando parecía que esta sería la principal noticia del día en Catalunya, aparece Gabriel Rufián. En el Congreso, un periodista le pregunta por las informaciones que vinculan a Puigdemont y su entorno con contactos de la Rusia de Putin, con quien se habrían reunido.
Gabriel Rufián: “Saben que yo intento no hablar nunca de Junts o de ese espacio que es la antigua Convergència, pero, con todo lo que está pasando, lo haré. Creo que son unos señoritos que se paseaban por Europa reuniéndose con la gente equivocada porque así durante un rato se creían que eran James Bond. No nos representan y me estoy conteniendo”.
Que este es el estilo Rufián y que las relaciones entre Junts y Esquerra son de guerra fría ya se sabe. Que Esquerra está luchando palmo a palmo por la hegemonía política en Catalunya, también. Que Educación la gestiona un conseller de Esquerra y que ayer no era su mejor día y hacía falta una cortina de humo, también. Pero hablar así de un socio de gobierno es otro hachazo a lo que quede de colaboración entre los dos. Jordi Sànchez tildó a Rufián de “miserable”. Pero, y esto es lo más significativo, Esquerra ha guardado silencio, porque hoy cualquier cosa que toca Putin queda contaminada y Esquerra no quiere que se pueda hacer un paquete con todo el independentismo. Pero, sobre todo, porque Rufián interpretó ayer exactamente la posición del partido con la frase “No nos representan”. Ni con Rusia, ni con nada. Este es el verdadero fondo de la cuestión. El problema es que comparten gobierno.
Que tengamos un buen día.