Carta a Alejandro Fernández: 'Ironía y educación'

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ALEX GALLEGO

La sorpresa de los debates de esta campaña electoral ha sido Alejandro Fernández, que se estrenaba como candidato del Partido Popular. Es muy probable, sin embargo, que no le haya servido para nada más que para recibir elogios de aquellos que este domingo no lo votarán.

¿Qué hemos visto en usted, que nos ha llamado tanto la atención en los debates de Tv3 y La Sexta? Dos calidades, quizás: ironía y educación. En medio de la indignación solemne que exhiben la mayoría de candidatos, entre tanta repetición tediosa y arrogante de consignas fabricadas por las maquinarias de los partidos, se agradece que alguien se acuerde de que hay una arma que se llama ironía. Y si la usa contra Vox, todavía mejor. La ultraderecha insulta porque necesita ser insultada. Es la manera que tiene de crecer: victimizándose. Pero cuando alguien como usted, sin exaltarse, se dirige al candidato de Vox diciéndole que no acaba de entender que se presenten a las elecciones de un Parlamento que quieren cerrar, entonces el chico se queda sin palabras y en casa nos alegramos de ello.

Ironía, por un lado, pero también educación. Le tengo que decir la verdad: no le recordaba tan respetuoso en algunas intervenciones suyas en el Parlament. Quizás ha moderado las formas para que se note más el contraste con otros partidos con quienes se disputa los votos. Sea como fuere, me gustan los candidatos que no eligen las palabras más hirientes para dirigirse a aquellos que no piensan como ellos. Los que, cuando intervienen sus rivales políticos, les escuchan y no les desprecian con miradas ridiculizantes ni sonrisas cínicas cargadas de superioridad moral.

Salvador Illa –el pasador de páginas– habla de diálogo, un concepto tan imprescindible como gastado. Rocío Jurado, si estuviera viva, diría que hay peligro de que se nos acabe el diálogo de tanto hablar. Usted, en cambio, usa una palabra de otra época: concordia. ¿Cuántos años hacía que no oíamos la palabra concordia? Concòrdia Catalana fue un partido de existencia fugaz fundado por Samaranch en 1977. La concordia es a la derecha lo que el entendimiento es a las izquierdas. Palabras que ahora parecen anacrónicas en la política catalana. ¿Entendimiento? ¿Concordia?

En las elecciones de 2017, el PP obtuvo solo cuatro diputados. Muchos de sus electores cogieron, aquel día, la papeleta de Ciudadanos como quien llama al 091 para que venga la policía (patriótica) cuando se ve amenazado. Ahora que el “peligro” no parece inminente, Vox puede capitalizar el voto antisistema de la derecha españolista. Y así nos podríamos encontrar que la persona mejor valorada en los debates quedara la última en las elecciones de domingo.

P.D. Discúlpeme la frivolidad de hacerle un comentario sobre su calvicie tan singular. Viniendo de la nuca, los pelos se le acaban de golpe, en el punto exacto donde el Papa se coloca el solideo. De modo que depende de los ojos de quien le mire, un optimista le verá la cabeza medio llena, y un pesimista, medio vacía.

Albert Om es periodista

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