Certificado y vacunas: mejor esto que volver al confinamiento

La situación de la pandemia en el norte de Europa ha vuelto a poner a todo el mundo en estado de alerta. El covid-19, como ya se había anunciado, no ha desaparecido y, por lo tanto, a la mínima oportunidad vuelve a esparcirse entre las personas menos protegidas, bien porque no se han vacunado –porcentaje que en algunos países es tan alto que hace temer otro invierno dramático– o bien porque la vacuna ya ha empezado a perder efecto por el tiempo que ha pasado desde la inyección. Ante esta situación, hay dos estrategias claras que, esta vez sí, se han puesto en marcha en el conjunto de la Unión Europea, al menos como recomendaciones en los estados. El miércoles el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) recomendó volver a algunas restricciones y, sobre todo, inyectar una tercera dosis de refuerzo de manera prioritaria a los mayores de 40 años. Además, este jueves la EMA, la Agencia Europea de Medicamentos, ha avalado el uso de la vacuna Pfizer/BioNTech para los menores de 5 a 11 años, uno de los grupos donde ahora hay más incidencia, tal como ya se había hecho en Estados Unidos y también en Israel.

Reforzar la vacunación entre los grupos de edad que no la habían podido recibir todavía –porque no había todavía suficientes estudios que avalaran su seguridad– y entre los más vulnerables, que son los más mayores, es un paso importante para contener el virus y evitar, en todo caso, que los contagiados puedan llegar a desarrollar la enfermedad grave. Haría falta, también, que los que todavía no se han vacunado, por varias razones, se lo volvieran a pensar, porque su exposición pone en peligro al resto y está impidiendo que el control de la pandemia sea más efectivo. Es verdad que Catalunya, con el 75,6% de la población con la dosis completa, tiene mucho ganado, y esto ha hecho que las cifras, de momento, estén a niveles bajos en comparación con otras regiones europeas en las cuales la vacunación se había estancado. De todas maneras, no nos podemos confiar porque la incidencia está subiendo y, lo más grave, también empieza a haber un goteo de ingresos hospitalarios y señales de saturación en los centros de salud.

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Han sido, precisamente, estos indicadores los que han permitido que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) haya avalado la exigencia del certificado covid para acceder a partir de este viernes a los interiores de bares y restaurantes y también a los gimnasios y las residencias. Hasta ahora solo se exigía en los locales de ocio nocturno, pero ahora esta exigencia se ha extendido para evitar que, ahora que el frío hace que se acumule más gente en los interiores, se puedan convertir en focos de contagio. Al mismo tiempo, también este jueves la Comisión Europea ha propuesto que el certificado covid caduque nueve meses después de la vacunación, con la excepción de los que ya tengan la tercera dosis. Bienvenidas estas medidas si sirven para evitar confinamientos más duros como los que ya se están aplicando, por ejemplo, en Austria o Estonia. Nadie quiere volver al confinamiento que sufrimos el año pasado, y menos todavía a las puertas de una Navidad que tenía que ser la de la recuperación. Ahora hace falta que el Govern se asegure que los locales disponen de las herramientas para poder aplicar estas medidas y se les facilite el apoyo informático y de gestión necesario. Todavía no se ha acabado esta pesadilla, pero cada vez tenemos más herramientas para poderla controlar.