Regalos de Navidad.
07/01/2025
2 min

Entra en la sala de profesores, se quita el abrigo, lo cuelga en la taquilla y saluda a los dos compañeros que ya están, con un "Buen año". Ya hace días, claro, que ha empezado el nuevo año, pero hoy es el primer día que se ven, los del claustro. "¿Qué? ¿Cómo prueba el año?", le espeta el de literatura, con el tono, exagerado, de quien sabe que está usando un cliché. Y a continuación: "¿Qué te han traído los Reyes?" Ella sonríe, con la boca pulsada de la insinceridad. "¡Carbón!", bromea. Él, entonces, explica que le han regalado libros, "porque con eso siempre aciertan", y un viaje. El jefe de estudios, que se prepara un café, se exclama, asombrado, y dice que a él, como cada año, un whisky, que hace colección.

Sonríe al escucharlos. A ella, su marido y sus hijos le han regalado una roomba. Ninguna prenda, ninguna herramienta o complemento para los hobbies que tiene, tales como las plantas o el gimnasio (y por supuesto que los libros). Una roomba les hacía falta, en casa, quizás, pero que le hubieran regalado a ella con el cartelito del nombre donde decía "Laura", y no "Familia Llop", le supo mal. Su hombre dijo: "¡Para que no te quejes más del polvo de debajo del sofá!" Y lo dijo sonriendo, claro, con un gesto triunfal, pero en los ojos se le veía la chispa de cómo la consideraba. Y, sobre todo, cómo no la consideraba.

Ella, a él, le regaló el robot de cocina que ansiaba. Le parece ahora que un utensilio de limpieza no es exactamente lo mismo que un utensilio de cocina. Cocinar todo el mundo lo encuentra creativo y un robot para cocinar no es lo mismo que un robot para barrer. A él, a su marido, a menudo la familia o los amigos le agradecen el almuerzo, cuando cocina (tiene mucha traza), y con este robot seguro que hará cosas buenas que serán agradecidas. A ella, claro, nunca le agradecerán que haya pasado la roomba. "¡Eh, mamá! ¡Ya no te oiremos!", hace la hija mayor, aplaudiendo como para reír. Y ella piensa que es cierto. Que le están diciendo que no quieren oírla. "¡Se le puede poner nombre!", exclamó su hijo pequeño el día de Reyes. Y acto seguido, añadió: "¡Mamá! ¿Ya estás llorando? Cojones, mamá, qué numeritos..."

"Venga, ¿qué, qué te han traído?", le pregunta el de literatura. Y entonces, ella, se lame una herida de la encía y mormola: "Libros".

stats