La dana: ineptitud y fanatismo

Los mensajes que intercambió durante la mañana del 29 de octubre de 2024 la que era la consejera de Interior de la Generalitat Valenciana, Salomé Pradas, junto al entonces presidente Carlos Mazón y su jefe de gabinete, José Manuel Cuenca, no pueden ser más reveladores. Tampoco más desoladores. En sus mensajes, Pradas explica detallada y repetidamente la situación de emergencia y las medidas que se han tomado. También se muestra partidaria de decretar el confinamiento de la población en aplicación de la ley de emergencias, lo que impidió al tal Cuenca con una serie de negativas cargadas de condescendencia, contestando a los mensajes de Pradas como si fuera una pesada o una exagerada. "Ya, mujer", "De confinar nada", "Levántate esto de la cabeza" o "Confinar una provincia es una barbaridad". Para la derecha más obtusa, confinamiento es sinónimo directo de pérdidas económicas, y suelen resistirse agarrándose a cualquier argumento de sobremesa de cuñados. La respuesta de Mazón a los mensajes y las explicaciones de Pradas fue aún más lacónica y más penosa, sabiendo la tragedia que vino pocas horas después: "Collonut" fue su único comentario. Debió de frisar porque tenía un almuerzo en un reservado de El Ventorro. Por el mismo precio y en el mismo tono, podría haber añadido: "Me la sopla". En cualquier caso, es falso que Mazón desconociera –como él ha repetido en varias ocasiones, por ejemplo, en sus comparecencias ante las comisiones de las Corts Valencianes y del Congreso– el peligro que se avecinaba. Al contrario, estaba perfectamente al corriente, pero le resultó igual.

La propia Pradas (que hace unos días salió al programa Salvados de La Sexta haciendo el lloriqueo para tratar de sacudirse responsabilidades y cargarlas todas sobre Mazón: cabe recordar que la exconsejera también es investigada en el caso de la juez Nuria Ruiz Torralba) contribuyó de manera importante a empeorar aún más las cosas unas horas después, debido al fanatismo de la derecha valenciana. Lo hizo junto a Vicent Mompó, presidente de la Diputación de Valencia: ambos pidieron varios cambios en el texto de la alerta que debía enviarse a los móviles para que estuviera "en valenciano" y no "en catalán". La forma que tenían de hacerlo era introducir en el texto del ES-Alert un dialectalismo (la forma este por este), un castellanismo (tipo en vez del catalán tipos) y una falta de ortografía grave (Valencia, escrito sin acento). Es el comportamiento de dos fanáticos, dispuestos a perder un tiempo que costaba vidas por cumplir un criterio que, además, es falso. Además de falso, es casposo. Y además de falso y casposo, es ridículo y xenófobo. Pero los prejuicios anticientíficos contra la lengua catalana de esa gente también hicieron que la alarma no saliera hasta las 20.11 del atardecer, cuando ya se habían ahogado muchas de las 230 personas víctimas de los aguaceros. Es peor que un escándalo: es la constatación de las terribles consecuencias, literalmente letales, de ser gobernados por personajes ineptos, indecentes y fanáticos.

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