Debe ser ahora
La tortura es la destrucción intencional de un ser humano en manos de otro. Los métodos utilizados para infligir gran dolor y sufrimiento varían, pero todos tienen el mismo objetivo: romper a la víctima, destruirla como persona y negar su condición humana.
Ésta es la definición que ofrece la Organización Mundial contra la Tortura. La he buscado para hablar de la campaña que represaliados y organizaciones civiles acaban de poner en marcha para reclamar justicia y denunciar que los crímenes del franquismo siguen todavía impunes.
Todavía. Este año hará cincuenta de la muerte de Francisco Franco, que está dicho pronto. Medio siglo.
La justicia europea ha dicho en varias ocasiones que las víctimas del franquismo hacen tarde. Y la campaña que ha empezado subraya que si, efectivamente, ha pasado demasiado tiempo, es porque el contexto político español al finalizar la dictadura hizo imposible que se investigaran esos crímenes. Y sin embargo no es tarde: es ahora o nunca. Aún estamos a tiempo, las víctimas todavía están ahí. Y los torturadores también.
El lema de la campaña no puede ser más acertado: "Nunca es tarde para hacer justicia, pero debe ser ahora".
Un centenar de víctimas del franquismo han remitido una carta al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y al Comité Contra la Tortura de las Naciones Unidas para pedir que obliguen a España a investigar las torturas cometidas durante el tardofranquismo y la Transición. En la misiva, los represaliados lamentan que muchas de las personas que sufrieron los crímenes han muerto ya sin que los responsables fueran juzgados. Reivindican que es necesario hacer justicia ahora, mientras los perpetradores todavía pueden responder por los actos horribles que cometieron.
La reparación es necesaria para las víctimas y sus familias, pero, más aún, es imprescindible para poner fin al llamado franquismo sociológico. Este tipo de pudor nauseabundo que sale de las profundidades del Estado, medio siglo después de la muerte del dictador. En este sentido debemos reconocer que cuando Franco dijo que lo dejaba todo"atado y bien atado" no le faltaba razón.
España no ha tenido hasta ahora la menor intención de juzgar y condenar al franquismo. Hace sólo cuatro días que el Congreso de los Diputados ha aprobado la ley que debe permitir ilegalizar asociaciones franquistas y apologistas de la dictadura –la norma, sin embargo, no afecta a la Fundación Francisco Franco.
Durante la Transición una gran mayoría nos creímos –por ingenuidad y juventud o por miedo a los mayores– que había que ceder, pactar, conciliar, para evitar males mayores y preservar una democracia que estaba en abeceros. Muchos opinan que el mal viene de ahí y es muy probable que tengan razón. Pero todavía estamos a tiempo y, como dice la campaña, DEBE SER AHORA.
No sé cómo puede ayudar cada uno más allá de firmar la carta. Puede parecer que es un gesto inútil, pero ya se sabe que muchas voces dan un clamor. Y puede ser un clamor que nos permita conservar la dignidad. Puede añadirse al enlace Justiciaantifranquista.org.
Las firmas se traducirán en fuerza para empujar al centenar de personas represaliadas por el franquismo que, en una carta dirigida al Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya organismos de Naciones Unidas, piden que se investiguen finalmente los crímenes del franquismo.