La degradación del debate público en Twitter
"En los últimos años es sabido por todos que la red [Twitter] se ha llenado de perfiles falsos y anónimos que intoxican e incitan al odio. Muchos de ellos incluso comprados con dinero (bots) por la extrema derecha". Este ha sido uno de los argumentos que ha dado la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para justificar la decisión de dejar Twitter, un hecho insólito en un político en activo que cuenta con casi un millón de seguidores en esta red social. El gesto de Colau, sin embargo, es la demostración de un fenómeno que muchos expertos y usuarios ya hace tiempos que avisaban que se estaba produciendo: la degradación del debate público en esta red social.
Solo hay que entrar en algunos perfiles para comprobar como a menudo se pueden ver linchamientos masivos y ataques coordinados que ensucian y hacen imposible cualquier tipo de diálogo, como se denigra a las personas con toda impunidad y menudean las actitudes racistas u homófobas. Twitter corre el peligro de convertirse en un lugar desagradable solo apto para fanáticos y maleducados que vuelcan todo su resentimiento y odio social. Un lugar que, en definitiva, es mejor no frecuentar. Como ya ha pedido el ex jugador del Barça Thierry Henry, que ha decidido abandonar la red hasta que deje de recibir insultos racistas, Twitter tendría que tomar medidas para evitar estos fenómenos. También la policía y la Fiscalía tienen que ser más diligentes a la hora de detectar amenazas, intimidaciones o discursos de odio.
Si acotamos el problema al ámbito político, sin embargo, la situación todavía se enrarece más. Los partidos ya hace tiempos que han convertido la red en un campo de batalla, cada uno con su ejército particular de influencers que se dedican a batirse en público. Esta dinámica acaba acentuando la polarización política de la sociedad, y también hace que las personas acaben viviendo dentro de burbujas particulares, siguiendo solo a personas que piensan como ellas, reforzando así la fractura social y creando mundos paralelos que no interactúan entre sí.
También hay políticos que lo han convertido en su altavoz principal, como es el caso del ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump. En efecto Trump ha encontrado en Twitter una arma muy efectiva para saltarse la mediación de los medios y llegar directamente a su público sin que haya ningún filtro sobre el contenido de sus mensajes, que a menudo son fake news. La extrema derecha (pero no solo) es el movimiento político que mejor ha aprovechado las redes sociales para sus intereses políticos, según explica la experta Carmela Ríos. Han encontrado un vehículo de comunicación ideal tanto para difundir sus mensajes como para intimidar los adversarios a través de miles perfiles que a menudo son bots comprados.
Colau afirma que se marcha de Twitter para hacer mejores políticas y ser mejor persona. No sabemos si lo conseguirá, pero en todo caso sería conveniente que su caso sirviera para abrir una reflexión en profundidad sobre el uso de las redes sociales y el nivel del debate público que queremos tener como sociedad. Por suerte para todo el mundo, Twitter no es la realidad, pero puede acabar influyendo en ella.