La jura de la Constitución de la princesa Leonor (a quien sólo podemos desear, por el bien general y por su particular, que no llegue a reinar para que deje de existir la monarquía) llevó una controversia suplementaria a cuenta del discurso de la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Concretamente, por los poetas que citó: el vasco Felipe Juaristi, la gallega Xohana Torres y el valenciano Vicent Andrés Estellés.
Desde el nacionalismo español (que no le perdonará a Armengol haber introducido el uso normal de las lenguas oficiales en el Congreso, y haber impulsado, con ello, la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la UE) se menospreciaron o caricaturizaron estas citas. Una de las más rabiosas fue la de un tal Jorge Bustos, que por lo visto es un subdirector del diario El Mundo. Este personaje burló de “las citas naïf de tres poetas periféricos perfectamente irrelevantes”, y encontraba que debía haber citado a Machado. Para hacer sátira hay que saberlo, y calificar a alguien irrelevante, cuando se hace desde la insignificancia, no sólo no hace gracia, sino que es lastimoso. Puesto que la menciona, Antonio Machado es sin duda un gran poeta del siglo XX, y es oportuno recordar que tuvo una triste muerte en el exilio por culpa de la derecha golpista española.
También fue un gran poeta del siglo XX Vicent Andrés Estellés, un volcán de creatividad, vitalidad y exuberancia artística. Estellés fue capaz literalmente de poetizar todos los aspectos de la realidad, desde los aparentemente triviales hasta los trascendentes, y de hacerlo con un talento verbal, una fuerza expresiva y un posicionamiento estético e ideológico que le han convertido en referencia para diversas generaciones de lectores y otros poetas. Calificarlo de periférico y de irrelevante está bien porque sirve para recordar la profunda y oscura necedad en la que se han movido tradicionalmente los nacionalistas españoles, sobre todo en relación a la cultura ya la literatura, y más cuando están hechas en lenguas que no son el castellano.
Se enfadaron, además, un florete de independentistas que encontraron inadecuado, e incluso vejatorio, citar a Estellés (y concretamente el verso “no se es nada si no se es pueblo”) en un acto de la Corona española. También es mala suerte. Más bien parece que leer ante los Borbones unos versos que afirman la identidad nacional del País Valenciano, y que sitúan al pueblo como poder supremo y soberano, es interesante y no muy frecuente. También lo es citar a una poeta gallega feminista, y uno de los poetas más reconocidos de la literatura vasca actual, en vez de algún autor áulico, de los muchos que hacen la pelota en la España de siempre. Parece también que existe un independentismo que se enoja cuando no puede hacer victimismo, y entonces hace victimismo sobreactuado. Quién sabe. Estellés, que sí sabía un montón, de hacer sátira, quizá les habría dedicado unos versos suyos Horacianas: “Llevé la ternera al toro / y te la vendí preñada. // Si ya ha pasado el tiempo y no ha parido / será que el toro lo tenía de caña verde. // No querrás que la culpa sea mía”.