Una Europa de derechas

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Banderes de la Unió Europea

Se acercan las elecciones europeas. En España se votará el 9 de junio, pero no será así en todos los países, pues dependiendo de sus propios calendarios civiles, laborales y religiosos, se ha establecido un arco de tres días, entre el 6 y el 9 de junio, para votar. Algunos países tienen dos días para votar y en otros, dependiendo del territorio, se cambia el día, incluso dentro del propio país. También tiene que ver con eso las escasas colonias de ultramar.

Sea como sea, estas elecciones van a ser decisivas. Existe un claro desencanto de los europeos con la Unión Europea, que se debe a la combinación de muchos factores. Los primeros problemas aparecieron en 2008 a raíz de la crisis financiera que acabó arrastrando la deuda soberana de muchos países. ¿Recuerdan los hombres de negro? Grecia, Portugal, Italia, la propia España… Por otro lado, está la impresionante burocracia, cantidad de normativa y obligaciones de toda índole a la que la UE está obligando a los estados miembros. Sí, de acuerdo, la norma protege. Pero también bloquea, dificulta y, en un mundo global, acaba por convertirse en desventaja competitiva en caso de que la norma no sea barrera de entrada para un país no perteneciente a la Unión.

Tenemos entre 720 y 751 europarlamentarios. El número oscila según el número de estados miembros. En reuniones de vecinos con 24 personas ya cuesta ponerse de acuerdo. Imagínense con casi 800 políticos. Claro, hay que dejarlo todo a los pactos entre partidos. Y como cada país tiene los suyos, tenemos que ponernos en manos de la ideología. Derecha, extrema derecha, socialistas, comunistas…

En estos momentos, el malestar de los europeos es simple: inmigración, impuestos, déficit democrático, Ucrania, lentitud y pérdida de influencia en el mundo. La gente, cuando las cosas no funcionan, se pone nerviosa. Y tendemos a la actitud del puñetazo en la mesa. La templanza, el consenso, el diálogo y demás formas pacíficas de gobierno se van a la porra y se pide mano dura, disciplina, acciones tajantes, liderazgo, definición, rapidez.

Por eso la derecha y extrema derecha suben en los sondeos y se anticipa una Europa distinta. La gente quiere ver resultados tangibles de lo que significa pertenecer a una UE. Y lo pedirá a través de los extremismos. En este caso, conservadores. Pero… ¿Puede realmente cambiar la forma en la que se gobierna la UE? ¿Saldrá de estas elecciones un verdadero líder con capacidad para cambiar las cosas?

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