Sin filtros
¿Estrategia o filtración? Esta pregunta, que casi ha sonado más que el nuevo disco de Rosalía, que es lo que supuestamente se ha filtrado antes de tiempo, me parece una idea buenísima para un juego de mesa: ¿Estrategia o filtración? Claro que, más allá de la pregunta, no se me ocurren las normas del juego. En cualquier caso, las normas, si es que las hay, ya hace tiempo que se han roto, y ahora es tiempo de dudar de todo y de todos, si es que no ha sido también siempre, este tiempo. Pero si la estrategia es la filtración, entonces no hay pregunta que valga. O sea, el juego de mesa no es tan buena idea. Se termina demasiado rápido. Será por eso que no me dedico a crearlo. La buena noticia es que, en el caso de Rosalía, da igual si ha sido una estrategia o una filtración, porque nadie duda de sus dones musicales estratosféricos y porque no nos afecta en nada malo. En absoluto. Tampoco entiendo la estrategia, si es que no ha sido una filtración, porque dudo que el disco necesite más publicidad de la que tiene por sí mismo, pero quien soy yo para discutir nada a una artista que desde Catalunya ha seducido a todo el mundo. Si acaso, sólo puedo quitarme el sombrero. Y cortarle las uñas, que es el único pero que le encuentro.
Rosalía, voluntariamente o no (sí, ¿no?), ha puesto sobre la mesa un tema que no es nuevo pero que es muy interesante. Si lo sacamos del contexto mediático, y sin equipo de marketing de por medio, la gente que forma parte de nuestro día a día, las personas que tenemos más cercanas, también nos filtran información o despliegan una estrategia con un objetivo concreto. Más o menos conscientes, hay de todo, estas personas hacen que muchas veces nos preguntemos si lo han hecho expresamente y con qué intención. Y puede que a partir de entonces nuestra relación cambie, en cualquier dirección. No siempre todo debe ir a peor. Pero lo digo más por animarme que por convicción. Cuando la vida es pública, las maniobras son las mismas aunque toman otra dimensión, aunque nada tenga que ver filtrar un disco o filtrar correos de la Fiscalía, por poner ejemplos recientes que, efectivamente, nada tienen que ver. Pero es evidente que en la filtración siempre existe una estrategia, aunque sea por parte de los adversarios. Y no deja de ser curioso que en la era de la máxima seguridad, de los anuncios de alarmas, de la prohibición de todo en los aeropuertos y del rearme nuclear, todavía haya tantas filtraciones que parece que los cimientos estén hechos de rendijas.
Y perdona, pero ahora me dejará colar, más que filtrar, otra cosa: la decisión de Collboni de competir para hacer de Barcelona la Capital Europea de la Navidad 2026. Es una estrategia, aunque parezca una broma. Y aunque no haga gracia. No se ha filtrado. Se ha hecho saber. Una estrategia que, como barcelonesa, no veo necesaria, y tampoco creo que la época navideña sea nuestro principal atractivo, ni que deba serlo. Y conste que a mí Navidad me gusta mucho. Pero sólo nos falta esto en Barcelona. Una competición que está mucho más cerca de la que tienen el alcalde de Vigo y el de Badalona para ver quién tiene el árbol mayor que de los objetivos que debería tener una capital de país como el nuestro. Y si la intención es incentivar el espíritu navideño, seguro que al alcalde ya su equipo se les pueden ocurrir estrategias mucho más acertadas que convertir la ciudad en un parque temático de invierno. Y si no, digo yo que una estrategia también se puede pedir a la carta a los Reyes. Claro que quizás la filtra Santa Claus.