El fiscal general cae el 20-N
Continúa la caza mayor, ahora en la persona del fiscal general del Estado, condenado por revelación de secretos. Tal y como había vaticinado la mano derecha de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, al fiscal general se le han llevado "p alante". Quedan avisados.
Al tribunal le habrán parecido más verosímiles las mentiras reconocidas por el propio Rodríguez durante el juicio y las lamentaciones lacrimógenas de la pareja de Ayuso, González Amador –"O me voy de España o me suizo"–, que no pasó a los días información antes de que empezara a correr el correo del fiscal general. Hasta dónde vimos en el juicio oral, la acusación no pudo exhibir ninguna prueba de cargo, y por esta razón algunos juristas llegaron a expresar en público que con esta debilidad probatoria una condena sería equivalente a prevaricación. (cinco de las siete, dos no han estado de acuerdo) que son hechos probados. En definitiva, que lo que empezó siendo un caso de fraude en Hacienda ha acabado convirtiéndose en una condena al fiscal general, que, además, deberá indemnizar a González Amador por el PSOE de advertido: se había cargado los tabiques (no muy gruesos) de la separación de poderes, y era cuestión de tiempo que le tocara a Pedro Sánchez, investido presidente gracias a los votos del partido de Puigdemont.