Imagen de la capilla ardiente de Francesc Antich
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El expresidente de Baleares Francesc Antich era senador por el grupo socialista cuando se votó en el Senado la aplicación del artículo 155 en Catalunya. Él y José Montilla fueron los únicos senadores que no quisieron votar a favor de una medida que suponía guillotinar a las instituciones de autogobierno catalanas. Fueron sancionados internamente por el PSOE a causa de esta desobediencia.

Antich hablaba de ello en la entrevista que le hizo la directora delAhora Baleares, Cristina Ros, el pasado verano, con motivo del vigésimo quinto aniversario de la formación del primer Pacto de Progreso, el primer gobierno progresista de Baleares, que Antich presidió. Sobre el 155, Antich explicaba que se opuso al falsear el modelo del artículo 37 de la Carta de Bonn, que habla de la posibilidad de dar órdenes a unas autoridades díscolas, pero nunca de suprimirlas. Y añadía: "Además, no apoy porque yo no pensaba sólo en Cataluña, también pensaba en las Islas Baleares, me preguntaba si por cuestiones de lengua o de cualquier cosa un día nos aplicarían el 155".

Hay algo que Antich no decía de forma explícita pero que él había percibido, y era el enorme error que suponía la aplicación del 155. Un error colosal, en términos generales, porque suponía asestar un durísimo golpe en el edificio constitucional de la democracia española ya su ordenamiento jurídico, una vez del cual el estado de derecho se resintió de tal modo que entramos en los años (dentro de los cuales todavía nos encontramos) de la judicialización de la política y del lawfare indiscriminado contra los enemigos de la España nacionalista, incluso si entre estos enemigos se encuentra el presidente del gobierno español. Y después, un error aún más lacerante para los socialistas: un error estratégico, sobre todo, porque algún día (y tardó). menos de un año a suceder) el PSOE podía volver a depender de los independentistas catalanes para volver a gobernar en España Los socialistas volvieron a cometer su recurrente error de ir a rebufo de la derecha nacionalista española, y en buena parte por eso ahora están a merced de la derecha nacionalista catalana Antich sabía que las mejores oportunidades de los socialistas pasan no por bailar al ritmo que imponen el PP y Vox (o, en su momento, Ciudadanos) , sino por entenderse con la amalgama de partidos y nacionalistas que aún hoy hace posible el gobierno de Pedro Sánchez. Por más difícil que sea. perdonar por la derecha su condición de partido de los perdedores de la Guerra Civil, se torna más "sistémico" pero se diluye como opción de gobierno.

A su vez, sin hacer llamamientos ni aspavientos, Francesc Antich entendía la necesidad de proteger y cuidar al catalán en un estado que le va en contra, y le entendía con mucha más clarividencia que los salvapatrias que pretenden dar lecciones. Y todavía, demostraba tener una idea de los Països Catalans mucho más clara y firme que muchos que se llenan la boca en cada punto pero después no son capaces ni de identificar a uno de los políticos mallorquines importantes de las últimas décadas.

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