El periodista de larga experiencia y más solvencia David Cantero ha dicho esta frase en el programa de radio que presenta y dirige desde septiembre, Las tardes de RNE: "Si los perros gobernaran la Tierra, nuestro planeta sería un sitio infinitamente mejor". Y como soy una amante de los animales, y los tengo cerca y los cuido, porque cada día me hacen reír, me sumo al nuevo orden mundial que propone. Que gobiernen los perros, con su forma de ver el mundo.
A partir de ahora, pues, todo el mundo, empezando por el presidente del gobierno, podrá hacer caca donde le plazca. Excepto el Despacho Oval, que es redondo, todos los demás despachos presidenciales tendrán las esquinas habilitadas para hacer pipí. Eliminaremos los urinarios. Habrá terminado darse la mano o la patita para saludar. Los mandatarios mundiales se olfarán y se chuparán o, si se odian, se ladrarán y se morderán. Siempre tendrán hambre y, a menudo, se restregarán con propósitos sexuales con la pierna de sus súbditos, los humanos, sin que nadie se lo impida. Cuando firmen un acuerdo de paz o de guerra se estirarán en el suelo, satisfechos, y harán la croqueta.
Mientras tengan reuniones de alto nivel se irán lamiendo las partes íntimas con el noble propósito de limpiarlas. Después, con esta lengua chuparán alguno de los humanos que gobernarán. Sobre todo la gran novedad es que el incesto ya no estará prohibido. Madres e hijos, padres e hijas, hermanos con hermanas tendrán relaciones sexuales (siempre a la vista de todos). Y si tienen hijos (algo probable, porque ya nadie les va a capar) también procrearán. Yo lo estoy deseando, y sólo me sabe mal por los gatos.