La inmortalidad y el Biscúter de mi cuñado
Mi cuñado y amigo, Xavier Sardà, tiene un Biscúter de los años cincuenta: un microcoche creado en la posguerra que, pese a su simplicidad —pequeño, barato y de consumo moderado—, triunfó mucho. Y, a pesar de tener más de setenta años, el cochecito todavía funciona muy bien.
¿El secreto? Que cuando una pieza se rompe, el Sardà la sustituye. Y si no la encuentra, la hace a medida. Hipotéticamente, el Biscúter de mi cuñado podría funcionar eternamente. Y aquí viene la reflexión: ¿podríamos hacer lo mismo con el cuerpo humano?
Imaginemos que, como los coches, pudiéramos sustituir órganos averiados por otros nuevos: corazones, riñones, hígados, estómagos... Pero fabricar órganos humanos funcionales es mucho más complicado que hacer una biela o un diferencial.
La ciencia espera que las células madre embrionarias que fueron capaces de fabricar todos nuestros órganos y tejidos hagan posible algún día construir estos repuestos. De momento, sin embargo, debemos conformarnos con los trasplantes.
Los primeros trasplantes de corazón
El primer trasplante de corazón entre humanos fue realizado en 1967 en Sudáfrica por el doctor Christian Barnard, y demostró que trasplantar un corazón era biológicamente posible. Esto le valió un gran prestigio internacional. Tanto es así, que por ahí también generó admiración y envidia y el doctor Cristóbal Martínez-Bordiú, yerno del general Franco y jefe de cirugía cardíaca del Hospital La Paz, de Madrid, dijo: "¡Si pueden hacerlo los africanos, los españoles no vamos a ser menos!".
Dicho y hecho. Un trasplante español de corazón sería la gran noticia del régimen. Convenció a un pobre enfermo de que se dejara trasplantar un corazón a cambio de asegurarle que, si fallaba la operación, le pagaría los gastos del entierro y cuidaría del futuro de su familia. El director de La Paz dijo a sus familiares: "Han hecho ustedes por España más de lo que piensan". Años después, la familia todavía reclamaba que se cumplieran esas promesas.
"¡La operación ha sido un éxito total!"
El trasplante se realizó con toda la pompa mediática. Martínez-Bordiú salió entusiasmado: "¡¡La operación ha sido un éxito total!". Pero se ve que el enfermo no estaba de acuerdo y murió a las pocas horas. El doctor, con cara de circunstancias, volvió a salir y dijo: "¡Es que era un caso perdido!". Y se quedó tan ancho.
Lo cierto es que Martínez-Bordiú era un médico muy mediocre, que llegó a donde llegó sólo porque estaba casado con la hija del dictador. Algunas malas lenguas de la época hacían chistes como éste: "Martínez-Bordiú ha matado a más gente en La Paz que su soegro en la guerra".
Un éxito de verdad… en Barcelona
El primer trasplante de corazón realmente exitoso en España lo hizo, en 1984, el doctor Caralps en el Hospital de Sant Pau de Barcelona. La operación fue un éxito técnico y abrió la puerta a un modelo pionero de trasplantes y donaciones en Cataluña.
Pero sigue existiendo el problema del rechazo. Se está investigando en la construcción de corazones artificiales mecánicos. Hoy en día hay miles de personas en el mundo con corazones mecánicos implantados.
La cosa por el momento no está bien resuelta, ya que los corazones todavía pesan mucho y llevan unos cables que atraviesan la piel y salen al exterior hacia una mochila con baterías recargables que los pacientes deben llevar siempre encima. Y claro: quedarse sin batería en el móvil es un problema... pero quedarse sin baterías en el corazón artificial, ¡marramiau!
Pero algún día solucionaremos todos estos obstáculos, y entonces, vete a saber, ¿podremos llegar a ser inmortales como el Biscúter de mi cuñado?