El instinto maternal que dice que nos han vendido
Leo en el AHORA una entrevista a la talentosa actriz Maria Rodríguez Soto, que protagoniza Mamífera. A propósito del personaje que interpreta, dice: “No querer ser madre es una decisión política y consecuente con la vida que quiere llevar, meditada y valiente, una decisión tomada de una manera muy consciente que se aleja de esta cosa 'instinto maternal que nos han vendido”.
Toda decisión es política. Estudiar o no, hacer o no dieta, ir en transporte público o no, votar o no. Algunas decisiones son meditadas, sí, pero otras no deben serlo, porque son orgánicas e inherentes en quien las toma. En cualquier caso, cualquier decisión es valiente, teniendo en cuenta que decidir descarta. Cuando ella formula, pues, que la decisión del personaje se aleja de "esa cosa del instinto maternal" que "nos han vendido", claro, lo considera una impostura que a alguien le interesa que creamos. Si no el verbo no sería vender, sería quizá revelar. Yo lo que percibo, justamente, en la literatura y el audiovisual, es que nos venden o revelan lo contrario. Las empoderadas y modernas son las que presumen de "mala madre" y, por el contrario, las practicantes de lo que llaman "hipermaternidad" son tildadas de poco empoderadas y de cursis. Yo diría que en la mayoría de madres y padres existe una mezcla maravillosa de instinto e inteligencia. Y esa mezcla la percibo también en otros aspectos de la vida, como la alimentación, el sexo y el arte. Encuentro en general que –cuando se puede– hay que poder elegir, pero también encuentro que nuestra elección (sexuales, alimentarias, parentales) no son tan curiosas para hacer tesis interesantes.
Quiero decir, pues, que tiene razón diciendo lo que dice, pero también tendría diciendo lo contrario: “Querer ser madre es una decisión política y consecuente con la vida que quiere llevar, meditada y valiente, una decisión tomada de una manera muy consciente de que se aleja de esa cosa de la falta de instinto maternal que nos han vendido”.