Entorno a la fecha de las elecciones al Parlament de Catalunya se han multiplicado los artículos en la prensa de Madrid sobre la decadencia económica de Catalunya, sobre su colapso económico, su empobrecimiento y la relación de todo con el Procés. En general los argumentos son que a la economía catalana le ha ido muy mal el Procés porque ha perdido empresas, ha perdido impuestos, ha perdido renta per cápita, ha perdido bienestar y, en definitiva, capacidad de crecimiento y liderazgo. Todo esto se demostraría por la pérdida de la carrera con Madrid, y por el evidente empobrecimiento catalán. Con los argumentos y datos que utilizan no se acaba de saber si quieren rescatar al independentista catalán de su ignorancia o si quieren arengar a los lectores propios reforzando el mensaje que el Estado lo hace bien, y Madrid todavía más. Pondré algunos ejemplos.
Como ayer mismo se informaba en estas páginas, el Consejo General de Economistas y la Cámara de comercio de España acaban de presentar un estudio sobre 45 años de evolución económica, social y empresarial de las comunidades autónomas. Es muy rico en información y da para unas cuantas lecturas y artículos. La prensa ha privilegiado como titular la competencia -la carrera- entre la Comunidad de Madrid y Catalunya. Los titulares que anuncian la catástrofe económica catalana no parecen dar mucha atención al hecho de que, con los datos del informe, el PIB per cápita de Madrid está, en relación al de Catalunya, exactamente igual en 2019 y 1975: un 16 por ciento por encima. Lo que sí que ha variado es el PIB (o sea, el PIB per cápita multiplicado por la población). El crecimiento demográfico de Madrid, mayor, ha permitido que la proporción del PIB de Madrid sobre el de Catalunya pasara del 89% en 1975 al 102% el 2019. Recordando muchos titulares de prensa da la impresión que lo que más enerva en Madrid es la lentitud con la que Madrid avanza respecto a Catalunya, teniendo en cuenta que todo el Estado es entusiasta de Madrid. Hacía años que anunciaban el sorpasso, y ¡qué lento que llega!
Con los datos del INE, en 2012 y 2013 Madrid superó por primera vez a Catalunya en PIB. Los años 2014, 2015 y 2016 volvió a quedar segunda. Desde 2017 se ha vuelto a “imponer”. ¡Los años de volver a “segunda” se debieron de hacer insoportables! No se puede dejar de pensar en clave futbolística, dado que es el elemento cultural común y que Madrid es una metrópoli y una comunidad intensamente futbolística.
Otro medio -quizás el más beligerante- nos regala el titular “De motor de España a la debacle”, donde el hundimiento no es más que la caída del PIB en 2020 debido a los efectos de la pandemia, precisamente cuando resulta que las comunidades de Madrid y de Catalunya son, según un reciente estudio del Banco de España, las más parecidas en cuanto a caída del PIB durante 2020, y las dos tienen aproximadamente el mismo comportamiento que el conjunto del Estado. En el mismo artículo se muestra cuál había sido la “debacle” de 2001 a 2019: ¡pasar del 18,9 al 19,0 por ciento del PIB español! La idea de “debacle" la profundiza otro titular: “El nuevo govern recibe una Catalunya 23.300 millones más pobre que en 2017”. Ninguna mención al generalizado empobrecimiento español.
Otro autor, académico distinguido, afirma sibilinamente que "al menos desde que hay estimaciones regionales de renta, nunca, hasta la transición a la democracia, había estado Madrid por encima de Cataluña”. No explica que fue justamente entre los años finales del franquismo y los primeros de la Transición, antes del Estatuto de Autonomía, que la Comunidad de Madrid superó en PIB per cápita Cataluña. El rápido crecimiento del Estado en plena crisis económica alimentó un salto cuantitativo del PIB y del PIB per cápita de Madrid.
La confusión entre PIB y PIB per cápita alimenta otras fantasías, como la que titula “Madrid, la región que más peso económico gana; Cataluña cae y el País Vasco se hunde”. Lo que refleja son movimientos demográficos. Las posiciones de PIB per cápita o de renta disponible per cápita son muy estables. Este parece ser el solucionador de los problemas. Las acusaciones al Procés como culpable de la caída del peso de Catalunya esconden la satisfacción por esta pérdida de peso, largamente anhelada y todavía tan difícil de consolidar. Las críticas son la impaciencia por la decadencia que no llega. De hecho, la buena noticia desde Catalunya es que la resiliencia de la economía catalana es extraordinaria.
¿Recuerdan lo poco que tardó Franco en ampliar el perímetro municipal de Madrid para conseguir que la capital fuera más grande -indiscutiblemente más grande- que Barcelona? Pues estamos en el mismo lugar y por las mismas razones.
Albert Carreras es director de ESCI-UPF