Carlos Mazón, en el funeral de estado por las víctimas de la dana
17/11/2025
2 min

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, que pasará a la historia como el incompareciendo de la dana, ha explicado a la comisión de investigación que se celebra por su pasividad durante la riada mortal, que del restaurante (ahora ya con un nombre que nos resulta, por desgracia para los dueños, insoportable) acudió al Palau, sin escoltas y sin pasar por casa. "¿Y por qué no asiste el teléfono a las 19.10 y 19.37 a la consellera Pradas?", le preguntó la diputada de Compromís Àgueda Micó. "Quizá iba andando y tenía el teléfono en la mochila", respondió.

Hoy en día –y me parece, a veces, un horror– todo el mundo va con el móvil pegado en la mano. Todo el mundo. Por la calle, atravesando semáforos, con amigos o parejas, con sus hijos al lado, en bicicleta, en el coche. Haciendo tertulia (cobrando o no) en el trabajo, en casa mirando películas. Por la calle, yendo de un sitio a otro, esperando a alguien o llegando a una reunión. Por decir "llego", por decir "dónde estás", por decir "voy tarde". Que llevara el teléfono "en la mochila" justo en ese momento, cuando ya se sabía qué estaba pasando, sólo tiene una explicación. ¿Hacía mal tiempo o no mientras caminaba sin el móvil? ¿Por qué iba sin escoltas?

Todo el mundo lleva el móvil en momentos mucho más banales. En momentos de caos, aunque sea para grabar, todo el mundo lo lleva en la mano. La explicación que me hago es horrorosa: tiene que ver con lo malo que tienen algunos de considerar la alimentación. La pregunta que no puede esperar más y que puede explicar por qué este móvil estaba en la mochila es la siguiente: ¿qué comieron y qué bebieron? Sólo con la factura detallada sabremos si lo que ocurrió es una imprudencia temeraria. Si hubieran bebido a Vichy ya lo sabríamos. ¿Cómo iba, solo, durante ese trayecto fatídico?

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