¿Por qué no van a Barcelona?

En muchos Centros de Asistencia (no queda claro de qué tipo) de Cataluña profesionales (de numerosas ramas y no son árboles) tropiezan con bastantes casos que presentan dudas. ¿Infección? ¿Enfermedad? ¿Plaga? ¿Endemia? ¿Mutación? ¿Lobotomía? Esto, ¿por qué cada vez más catalanes del no territorio, no van a Barcelona?

A ver, paso a paso. Como dijo el pollo, sabiendo de lo que hablaba, no debemos confundir el humo con el asado. Por eso, si pluman la bestia (patas, muslo, pecho…) nos podemos encontrar: no queremos ir a Barcelona; no podemos venir a Barcelona; no queremos-podemos estar en Barcelona… Múltiples combinaciones, permutaciones, variaciones y combinados de ron y ácido sulfúrico, que todavía se multiplican hasta un infinito, que han hecho dimitir el número pi. ¿Por? ¿Eh? Soplo! Bufete libre. Elija: los precios de los pisos, habitaciones, sofás, urbanizaciones en baldosas; los turistas cigalas, albóndigas, pies de cerdo, en la sartén, la brasa, la cazuela; la dictadura de los expados; los demás inmigrantes que carecen del título nobiliario; los robos, la violencia, el incivismo, la pobreza, la contaminación aérea, acústica, digestiva, neuronal; la falta de parques de tomillo seminatural verde fosforescente; el tráfico congelado sin oferta; la mierda como un distrito más; el no futuro, no pasado, no presente, el dr. No…; el ¡No-te-entiendo-háblame-en-español! ¿Catalán? ¡Satanás! ¡Nazis, fascistas, terroristas! Y seguro que existen millones de causas, motivos, razones, más. Pero el pollo es éste.

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La cabeza por ahí y el cuerpo por allá. Y la hilera de sangre (des)une. Pollo descuartizado. Nunca se había visto una decapitación tan bestia, animal, entre una parte de Catalunya y otra. Entre Barcelona y el resto del país. La desconexión escabechada es rica y llena. Primero fue mental, ahora es física. ¿Por qué? Por eso, por muchas cosas, por muchos años, pero, ¿de verdad? ¿Sí? Sí, a muchos ya no les hace falta ir a Barcelona. Ya no puede ofrecerles nada. Ya no se necesita. Por Barcelona-no-me-viene-nada. Lo dicen los mapas de la Catalunya real. Veámoslo. Primero, los estudiantes comarcales que ya no tienen el sueño húmedo que ha durado cuarenta años buenos de ir a estudiar a Barcelona: prefieren campus como UDL-Igualada, Vic, Sebastopol de Dalt o la Martinica DF. De segundo, el retorno (mi generación setenta y ocho), que o bien quedan asfixiados o buscan la libertad de la cárcel condal profesional, personal u oníricamente. De tercero, la fórmula atómica que cambia más: el 2-3-4-3. La táctica la practican sobre todo parejas: campo base el pueblo-ciudad (así compran o alquilan el piso-casa, llevan niños en el cole, compran en las tiendas…), uno de ellos pasa 2-3 días en Barcelona por el trabajo, el otro en el pueblo-ciudad, y conviven 3-4 días juntos en el átomo. Energía. Todo esto lo hacen autóctonos. Sume la inmigración que gira el calcetín de las profesiones (paletas, carpinteros, fontaneros…). Sume a los barceloneses que se marchan expulsados y el pollo rebozado está servido a domicilio. Porque no es necesario. Y esto es así y será más aceleradamente así: éste es el sincrotrón.

Por cierto, ¿dónde está el Cobi? En la perrera-residencia-centro de desintoxicación que no está en Barcelona. Ya no puede pagarlo y es inmigrante en su ciudad. Si el 92 Barcelona gana el mundo pero pierde Catalunya, ahora le da igual todo. Como el yonquio necesita la metadona y todo desecho que encuentre para subsistir. ¿Puede haber pegamento, goma, pegamento, Loctite? Sí, pero ya no está en Barcelona.