Tomamos la pregunta ¿Quién, si no tú? del lema con el que el movimiento de esplais quería provocar a los jóvenes monitores en un encuentro de educadores. La intención era responsabilizarlos, procurar que tomaran conciencia de su responsabilidad personal a la hora de educar a los niños en las colonias y en los centros de esparcimiento. Esta expresión motiva nuestra reflexión en el Día Mundial de la Juventud, evitando un análisis negativo, incluso realista, que enumere las dificultades con las que se encuentran los jóvenes hoy: condiciones laborales cuando trabajan, de vivienda, empleabilidad a pesar de los elevados niveles de formación que han recibido, ocio asociado al consumo de tóxicos... Podríamos reflexionar sobre tantas circunstancias que los limitan en las oportunidades que les surgen en el momento actual.
¿Quiénes, si no los jóvenes, configurarán la sociedad del futuro? ¿Quiénes, si no ellos, habiendo tomado conciencia del maltrato en el medio, se tomarán en serio su preservación? ¿Quiénes, si no ellos, aprovecharán la ropa de segunda mano o comprarán a través de la red lo que otros ya no utilizan? Quienes, si no los jóvenes, serán voz crítica y actuarán en consecuencia, en una sociedad centrada en sí misma que ignora a los débiles y parece no valorar otra cosa que el tener? ¿Quién fue ágilmente solidario durante la DANA en la Comunidad Valenciana?
En pleno verano, época de descanso por excelencia, además de disfrutar de unas legítimas vacaciones, muchos jóvenes hacen voluntariado educativo, hacen de monitores, se marchan a países lejanos a colaborar en proyectos de cooperación o en misiones religiosas. Viajan por el mundo, conocen otras culturas y se preguntan por el sentido de lo que hacen ellos y el conjunto del mundo occidental. Se dan cuenta de las razones políticas, medioambientales y económicas que motivan la inmigración y superan planteamientos pobres que podrían acercarlos a la ultraderecha, como forma de rechazo a lo establecido. Constatan los resultados de su trabajo de colaboración, toman inconscientemente conciencia de la necesidad del esfuerzo, de la constancia. Comiendo mal pero compartiendo unos días con culturas distintas entienden la precariedad e interiorizan cierta austeridad. Eventos como el reciente encuentro mundial de la juventud son momentos excepcionales en su formación, que les suponen una apertura a la dimensión espiritual y un contacto con realidades nuevas y diversas.
La oportunidad que brinda el mundo actual de poder viajar facilita el descubrimiento y la reflexión sobre otras formas de pensar. El diálogo a través de un idioma cada vez más universal, el inglés, les hace posible compartir visiones, comprender otras formas de pensar, y esto les hace más flexibles y permeables. Aquellas relaciones hechas informalmente en un viaje poco planificado se convertirán en otros momentos de la vida en contactos personales que les harán ver el sentido de otras realidades y formas de hacer diferentes de las suyas.
El contacto con iguales les hace tomar opciones como la renuncia al consumo de carne por no ser cómplices del maltrato animal. En la cocina familiar lo compartiremos o lo viviremos como un trasiego, pero una decisión como ésta no deja de ser una toma de conciencia comprometida ante una industrialización de la relación humana con la naturaleza. Y sólo ellos se dan cuenta y lo denuncian con su radical comportamiento ordinario. Y si tienen la oportunidad de un acompañamiento maduro, dispuesto a escucharlos activamente ya realizarles las preguntas oportunas, tomarán opciones de vida que pueden ir más allá de reflexiones de juventud. Tener a alguien que te escuche y que sabes disponible es uno de los mejores antídotos contra la baja autoestima en la adolescencia y juventud. Poder gozar de estas oportunidades de conocimiento y reflexión consolidará personalidades conscientes y comprometidas. Experiencias de relaciones profundas favorecerán el uso posterior de las redes sociales como canal de comunicación y no como espacio frívolo en el que sólo se buscan likes.
Qué mayor favor nos hizo quien nos lanzó el interrogante ¿Quién, si no tú? en el momento en el que estábamos más abiertos en nuestra juventud.