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Diccionario catalán-valenciano-balear Alcover Moll

Me encanta el análisis etimológico. Más que nada porque, a menudo, caemos en la cuenta de la simplicidad con la que podemos crear palabras los humanos para enriquecer nuestro lenguaje. De vez en cuando me sorprendo a mí mismo descubriendo etimologías que me habían pasado totalmente desapercibidas. Hace unos días me percaté de que ascensor proviene de ascender. El ascensor es el que te asciende. Les parecerá una tontería y quizás muchos lectores ya eran conscientes de ello. Pero yo no.

Igual que cuando me di cuenta de que casarse con otra persona proviene de casa. Las dos personas se casan porque van a vivir bajo el mismo techo.

Otras veces, la etimología demuestra cómo acabamos haciendo un uso totalmente distinto de las cosas. Escuela proviene del latín, “schola”, que proviene del griego “σχολή” (scholē), que originalmente significaba ocio o tiempo libre. Díganselo a sus hijos. Verán sus ojos como platos.

Corbata proviene del francés cravate, que, a su vez, proviene de croata. Los soldados croatas, siglos atrás, llevaban unos pañuelos que refrescaban con agua para, puestos en el cuello, refrescarse el cuerpo y bajar la temperatura. Las corbatas son hoy una de las prendas más asfixiantes y calurosas que existen. Los animo a mojar sus corbatas en la próxima reunión de trabajo y si les miran raro sus clientes y colegas, explíquenles que los equivocados son ellos. Por cierto, que equivocarse proviene del latín (aequus, que significa igual, y vocis, voz o palabra). Es decir, “mismo sonido o misma palabra”. Cuando alguien no entendía algo, el otro decía “ah, es que has dicho lo mismo, pero con otras palabras y no te he interpretado bien”. Y eso se convirtió en error, equivocación. Pero en origen nunca lo fue.

Bueno, el tema es que estos días de verano los estoy pasando enfermo. Se me está haciendo largo y a ratos no puedo más de hacer reposo y no poder disfrutar del verano. Y me di cuenta de que paciente proviene de paciencia

Los animo a que dejen en los comentarios palabras sencillas tales como ascensor o paciente, que pensemos que tienen entidad propia y que, un día, de pronto, descubrieron su etimología más elemental.

Elemental proviene de elemento, por cierto. La esencia.

¡Pues de eso se trata!

¡Qué bello es el lenguaje!

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