Personas con cimientos
Afirma Pepe Mujica que si no encuentras un propósito para la vida te la pasarás pagando facturas. Que eres libre cuando te escapas de la ley de la necesidad y haces lo que quieres hacer, porque como las necesidades se multiplican, podrías pasarte la vida entera cubriendo necesidades.
En la entrevista del New York Times que le hemos publicado, Mujica dice que ha dejado el móvil porque se pasaba todo el día hablando de tonterías y que ahora quería hablar consigo mismo. Leyéndolo me ha parecido volver a oír a Raimon Panikkar cuando denunciaba que nos estábamos convirtiendo en esclavos de las máquinas, el tiempo y el dinero, y cuando pedía ser nuestros dueños a base de tener más confianza en nosotros para convertirnos en personas liberadas.
Mujica dice que la humanidad debe trabajar menos, tener más tiempo libre y estar más fundamentada. Panikkar decía que carecía de alegría y espontaneidad, que habíamos confundido la velocidad con la intensidad (con el problema de que, a mayor velocidad, mayor superficialidad) y que la supresión de las clases de filosofía o de religión tenían un propósito indisimulable: si la gente piensa, se vuelve independiente. Esta es la epidemia moral invisible de nuestro tiempo: solo una pequeña fracción de los aludes de información que recibimos cada día se transforma en conocimiento y contribuye a ser lo que Mujica llama personas “fundamentadas”.
Mujica y Panikkar han formulado afirmaciones importantes, pero no es necesario tener una vida como la suya para llegar a conclusiones similares. Antes se decía que tal persona tiene cimientos. Y en la misma lista donde están ellos podríamos poner a cualquiera de nosotros: las personas mayores cuando hacen balance de su vida o las no tan mayores cuando se enfrentan a una enfermedad grave y se dan cuenta de que les cambia el orden de prioridades vital.