Régis Debray por sí mismo (1968)
Piezas históricas
De la crítica de libro de Jacques Amalric (Nantes, 1938-Ajaccio, 2021) publicada este mes hace 56 años en la revista Le Monde diplomatique (III-1968). Era redactor jefe del diario Le Monde. Traducción propia. El ejército de Bolivia detuvo a Régis Debray (París, 1940) [foto Agence Gama] tras haber entrevistado al mítico guerrillero comunista Che Guevara (Argentina, 1928-Bolivia, 1967), fallecido el 9 de octubre de 1967. El corresponsal Àngel Zúñiga, en una crónica en La Vanguardia (14-X-1967), calificó a Debray de periodista marxista. La segunda promoción de la Escuela de Periodismo de la Iglesia (CICF) se puso el nombre de Promoción Régis Debray al graduarse en 1968. Mañana habrá un encuentro de exalumnos en el centro donde estaba esa escuela barcelonesa.
El 18 de noviembre de 1967 Régis Debray ha sido condenado a treinta años de cárcel por un tribunal militar boliviano constituido en Camiri, al final de un largo proceso aplazado día a día durante semanas, al final también de un largo encarcelamiento preventivo, con vejaciones de todo tipo, acusaciones fantasiosas e interrogatorios con conclusiones que no están en el sumario. Abierto en condiciones particularmente dudosas, este proceso ha estado marcado, como su instrucción, por innumerables vulneraciones de los derechos elementales reconocidos a los detenidos; ha estado marcado también por una condena injustificada, con jueces militares empeñados en ver en este universitario francés no el intelectual revolucionario que es indiscutiblemente sino un aventurero internacional a sueldo del castrismo, culpable de los peores crímenes. Los jueces de Camiri rehusaron realizar el único proceso que tenían derecho a hacer, es decir el de las ideas diametralmente opuestas a las suyas; han preferido deformar los hechos, insensibles al escándalo que contribuyen a perpetuar con ese comportamiento. Hijo de una cierta aristocracia parisina, ha sido útil para Debray, revolucionario intelectual, poder explicar claramente, situarse. Eso es lo que ha hecho en su juicio, en dos intervenciones extremadamente dignas, a propósito de las cuales se ha declarado solidario con los guerrilleros bolivianos, ha expuesto su admiración por el Che que acababa de ser abatido, ha remarcado no ser nada culpable de los "crímenes" que le han sido imputados y ha pedido ser juzgado por "complicidad intencionada". Esto se explica en el libro que acaba de publicar François Maspero [“Le Procès Régis Debray”, 1968] y que vale la pena leer antes de opinar sobre un asunto a menudo deformado. Prologado por Jean-Paul Sartre, este volumen contiene también el texto de la sentencia de Camiri, la defensa extremadamente honesta del abogado de oficio Raul Novillo, un militar boliviano que en su alegato final avisa de que el caso puede convertirse en un nuevo J'Accuse [el artículo de Zola en defensa del capitán Dreyfus transcrito en esta sección el 13-I-2014]. La primera parte es una carta de Debray “a sus amigos”, un texto que pone las cosas en su sitio. [...] Son puntualizaciones que no necesitaba hacer si no fuera “prisionero” de su nacimiento. ¿Cuántos de aquellos que le han apoyado lo conocen de los tiempos en los que publicó los primeros escritos: “El Castrismo: la larga marcha de Latinoamérica” en Tiempos modernas; "Algunos problemas de estrategia revolucionaria" en Cahiers marxistas-léninistas y “Quince días en los maquis venezolanos”? Son textos que integran la parte esencial de un nuevo volumen publicado por Maspero [“Essais sur l'America latine”]. ¿Pueden constituir una útil introducción a “Révolution dans la révolution?”, libro publicado por el mismo editor aún no hace un año. [...] Intelectual de izquierdas, los escritos de Régis Debray lo muestran más bien como el divulgador de una teoría revolucionaria y no tanto como un mero teórico. [...]