San Jorge sin Victor

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Ambiente Sant Jordi en Barcelona.

Una de las cosas más bonitas de participar en el día de Sant Jordi desde el mostrador de las firmas es ver con tus propios ojos el impacto que nuestra fiesta provoca en los autores extranjeros que la viven por primera vez. En algunos casos se trata de escritores o escritoras acostumbrados a éxitos de público en todo el mundo, pero creo que por muchas ferias del libro que hayas visto, la celebración ciudadana y transversal de Sant Jordi, la transformación de toda una ciudad, les impacta de verdad.

Pero este año, entre los más de setecientos autores que firmábamos en las paradas, algunos venidos de muy lejos, eché de menos uno. No pude quitármelo de la cabeza en todo el día. Hablo de Victor Heringer, el autor de la novela que acabé de leer en la víspera de Sant Jordi, El amor de los hombres singulares.

Heringero, poeta, traductor y novelista brasileño, no pudo estar en Barcelona el 23 de abril y no creo que conociera la fiesta del libro y de la rosa. Nunca podrá conocerla porque murió hace seis años, unos meses antes de cumplir treinta.

La editorial Les Hores, que ha publicado en catalán El amor de los hombres singulares, ha tenido el acierto de incluir en la contracubierta una frase de Zadie Smith que dice: “Al terminar este libro, quieres conocer enseguida al joven que lo ha escrito, darle la mano con fuerza y ​​felicitarle por el inicio de una carrera brillante. Pero Victor Heringer ya no está. Nos ha dejado este bonito libro”.

Digo que es un acierto del equipo editorial porque, efectivamente, esa es la sensación que tuve al acabar de leer la novela. El hecho de que coincidiera con la fiesta del libro me pareció añadir un punto de dramatismo a la historia de este escritor.

Victor Heringer debutó en el mundo editorial en el 2011 con el poemario Automatógrafo. Al año siguiente publicó la novela Gloria, por la que fue distinguido con el premio Jabuti. Con El amor de los hombres singulares, publicada en 2016, fue nominado para tres de los premios más reputados de las letras en Brasil. Al año siguiente, Forbes Brasil le incluyó en su famosa lista 30 Under 30.

El amor de los hombres singulares, como dice Zadie Smith, anuncia claramente una carrera literaria brillante. Es una novela extraordinaria, extraña, tierna y brillante. Con un estilo personalísimo, Heringer narra el primer amor entre dos niños en los años setenta en un barrio de Río de Janeiro, interrumpido por una gran tragedia.

Victor Heringer escribe cómo quiere, fabricando palabras como discapacitante o terrofástico. El protagonista, en el momento más romántico de su amor preadolescente, dice que se acercó a su enamorado bettyment, deivisment.

Toda la novela está empapada de una tristeza indefinible, que en algunos casos, conociendo el final dramático del autor, te pone la piel de gallina: “Siempre he pensado que había venido al mundo no para estar -sin por haber estado, haber sido, haber hecho”.

Victor Heringer luchaba desde muy joven contra la depresión. En marzo del 2018, poco antes de cumplir treinta años, le encontraron muerto cerca de su apartamento en Copacabana. Todo apunta a que se suicidó.

Pensé en él el día de Sant Jordi, en las calles de Barcelona, ​​y me pareció que le hubiera gustado mucho poder vivir nuestro día.

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