Sarkozy, icono embargado del neoliberalismo
1. Mutación. Un año después de la elección de Nicolas Sarkozy como presidente de la República Francesa, Emmanuel Todd publicaba un libro, Después de la democracia, en el que ya advertía sobre el personaje y la época que se abría: "No ha llegado a la cima del estado a pesar de sus deficiencias intelectuales y morales sino gracias a ellas: respeto de los fuertes, menosprecio de los débiles, amor por el dinero, deseo de desigualdades, necesidad de agresión, señalamiento de cabezas de turco en los barrios periféricos, en los países musulmanes o en el África negra, vértigo narcisista, puesta en escena de la vida afectiva e, implícitamente, sexual". La ventaja de que se haya hecho elegir, decía Todd, "encarnando y acompañando lo peor entre nosotros es que nos obliga a mirar la realidad de cara". Dieciocho años después, Nicolas Sarkozy, ese hombre que parecía que tenía que comerse el mundo, llega al juzgado, saliendo de su arresto domiciliario bajo control, para recibir la notificación de una condena de cinco años de cárcel. ¿Qué ha pasado? La fascinación por el dinero es de alto riesgo.
El acceso de Sarkozy a la presidencia de la República Francesa no supuso solo una mutación de la V República, que desde entonces ha dejado de ser reconocible –desde el primer día rompió con los cimientos heredados del general De Gaulle–. Va más allá: es una de las primeras señales de la construcción política de lo que se llamará neoliberalismo, en el que los poderes económicos –con el refuerzo del nuevo espacio comunicacional– irán tomando el control de los estados, desdibujando las democracias liberales. Es el paso del capitalismo industrial al financiero y digital en el que nos encontramos ahora y en el que se reiteran las señales de que la democracia molesta.
2. Trump. Un proceso que ha encontrado su momento culminante con Donald Trump, que normaliza el desprecio a las instituciones y sitúa la autoridad del presidente por encima de cualquier control. Hasta el punto de que se ha convertido en un acto de voluntarismo afirmar que al término de su mandato habrá elecciones presidenciales. La crisis de la democracia no es una idea, se encarna día a día, con Trump pretendiendo manejar el mundo a su capricho, buscando su gloria sin sentido de los límites. Y en Francia, Emmanuel Macron, que a menudo había señalado a Sarkozy como referente, está atrapado en la impotencia en un momento en el que la extrema derecha es quien capitaliza el desorden. Es decir, el desconcierto de una política disminuida a ojos de la ciudadanía, que hace crecer la desconfianza de la democracia.
Emmanuel Todd hablaba del riesgo de una desnaturalización, incluso una desaparición, de la democracia. Y desde entonces son muchas las señales que se han acumulado en esa dirección. El ciclo neoliberal que abrió Sarkozy (y la América de George Bush) y que no detuvo Obama, que pese a su singularidad y empatía en las formas no dejó marcas relevantes a su paso, está ahora en una fase decisiva en función de hasta dónde llega Trump con su destrozo de los hábitos y tradiciones democráticas. Pero que se multipliquen las violaciones manifiestas de las libertades básicas sin que la sociedad americana reaccione es extremadamente inquietante. Y Europa está patéticamente encogida en un mundo en el que los autoritarismos crecen.
3. Rasgos. Los cinco rasgos que Emmanuel Todd destaca de la desorganización mental de Nicolas Sarkozy no son raros: "incoherencia del pensamiento, mediocridad intelectual, agresividad, fascinación por el dinero e inestabilidad afectiva". Todos juntos dan un retrato robot que se encuentra a menudo en figuras predominantes de la escena pública y que Donald Trump ha hecho especialmente visible. Una de las incógnitas es hasta qué punto el delirio trumpista seguirá expandiéndose o en algún momento quedará atrapado en su más manifiesta capacidad: la falta de empatía, el ego que le sale por la peluca. Y cuando se pierde el mundo de vista, pasada la curiosidad puede haber reacciones inesperadas. ¿Demasiado Trump puede acabar siendo la tumba de Trump? ¿O puede imponerse indefinidamente esa tan poco empática arrogancia? Sarkozy abrió el ciclo neoliberal en Europa, Trump lo ha adoptado con la rabia y la soberbia como forma de estar en el mundo. ¿Cuáles son los planes de futuro de sus beneficiarios, los que mandan de verdad?