¿Y si Trump no tiene tanto apoyo electoral como dicen las encuestas?

Donald Trump en un mitin reciente en Georgia. El expresidente ha demostrado una gran capacidad para circular hechos alternativos.
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La tendencia de las recientes elecciones no encaja con la predicción generalizada de la victoria de Donald Trump en noviembre. El sesgo en las previsiones electorales puede ser el resultado de un exceso de encuestas a los votantes de Trump.

Fijémonos, primero, en las elecciones celebradas últimamente. El ciclo electoral de elecciones especiales, estatales y locales desde principios de 2023 se ha considerado un éxito para los demócratas. Los candidatos del Partido Demócrata ganaron tres de las cuatro elecciones especiales en la Cámara de Representantes federal. También aumentaron la representación en dos asambleas legislativas estatales, obtuvieron un incremento neto de cuatro alcaldes y mejoraron posiciones en los tribunales supremos estatales y otros cargos. Si esta es la tendencia actual, los demócratas deberían ser optimistas respecto a las próximas elecciones presidenciales y en el Congreso.

Al mismo tiempo, el apoyo a Donald Trump puede ser más débil de lo que ha parecido en las actuales primarias del Partido Republicano. Centrémonos en los quince estados que las celebraron el Supermartes. El número total de electores que han participado ha sido un tercio de los votos del partido en las elecciones generales cuatro años antes (9,1 millones de 27,2 millones o el 33,5%). Normalmente, los votantes de las primarias son más extremos en sus preferencias que los votantes de su partido y más que todo el electorado, incluidos los independientes. Los votantes de las primarias republicanas son mayores y mucho más conservadores que el resto de votantes del partido. En once estados con primarias cerradas, casi la mitad de los participantes eran evangelistas.

Fijémonos ahora en la imprecisión o simplemente el fracaso de las encuestas. La media de seis prestigiosas agencias encuestadoras respecto al Supermartes fue que Trump recibiría el 79% de los votos mientras que Nikki Haley solo obtendría un 15%; por tanto, 64 puntos de ventaja para el expresidente. Los resultados reales fueron bastante diferentes: Trump obtuvo un 71% de votos y Haley un 26%, “solo” 45 puntos de ventaja.

El contraste entre las predicciones de las encuestas y los resultados reales genera serias dudas respecto a las previsiones sobre las elecciones de noviembre.

Uno de los principales aspectos bajo sospecha es la técnica de hacer encuestas a través del teléfono móvil. Antes, las encuestas se basaban en entrevistas presenciales, en las que los entrevistadores llamaban a miles de puertas de todo el país. A partir de la década de 1980, la mayoría de las entrevistas se han hecho por teléfono. Actualmente, la mayoría de las encuestas se hacen a través de teléfonos móviles.

Históricamente, los teléfonos en EE.UU. eran dispositivos “fijos” y se podía acceder a los números desde guías telefónicas impresas, por medio de las cuales los encuestadores seleccionaban una muestra asumiendo que representaba una gran proporción de la población. Hoy hay muchos menos teléfonos fijos, millones de teléfonos móviles y se publican muy pocas guías.

Muchas personas con teléfono móvil no responden a llamadas de números desconocidos, una precaución para evitar el telemarketing y las estafas. David Hill, presidente de un importante centro de investigación, reconoce que “mientras que antes podía obtener una entrevista completa de cinco electores, ahora puede que necesite llamar a hasta cien electores para terminar una sola entrevista”. Y "las personas que cogen las llamadas suelen ser mayores, conservadoras, menos ricas y menos instruidas", un perfil que encaja con el votante típico de Trump.

De la misma forma que las personas con opiniones políticas extremas tienden a estar más dispuestas a participar en las primarias del partido que la mayoría de los electores, también suelen responder a más encuestas en el móvil. Algunos investigadores sostienen que "actualmente no hay manera de acceder a muestras de encuestas que cubran toda la población". Muchos sondeos no se basan en muestras aleatorias, sino en “encuestas de quienes se avienen a responder”. Varios cientos de personas que se han avenido a responder a una llamada telefónica aleatoria forman una encuesta que se interpreta erróneamente como una expresión del electorado del país.

En 2016 se dijo que había votantes “secretos” u “ocultos” de Trump que no respondieron a las encuestas, y así se explica la sorpresa del resultado electoral. Ahora, de forma análoga, algunos analistas hacen la hipótesis de que hay votantes anti-Trump “ocultos” que evitan responder a las encuestas. Pero puede ser más razonable sospechar que hoy existe un exceso de votantes de Trump encuestados en sondeos realizados a través del teléfono fijo y el móvil.

El sesgo de las encuestas a favor de Trump puede ser una buena y una mala noticia a la vez. Una buena noticia, porque puede significar que Joe Biden va por delante en las preferencias reales de los votantes. Y una mala noticia, porque si el sesgo de las encuestas se mantuviera y Biden ganara, Trump podría orquestar una reacción aún más contundente que en el 2020. Pero esta vez la administración y la policía todavía estarían en manos del presidente demócrata.

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