Desde hace ya varios años han ido aumentando continuamente por todo el planeta las dificultades de convivencia, las discusiones y los enfrentamientos de todo tipo, tanto sociales como económicos, llegando incluso a los de carácter bélico. La segunda parte del siglo XX, en una parte importante de lo que considerábamos espacios del mundo desarrollado vivíamos unas situaciones económicamente crecientes y socialmente tranquilas. Es evidente que esto se ha roto en las últimas décadas, y se ha producido una fuerte preocupación sobre cuáles han sido sus causas, sobre todo aquellas que se podrían corregir, ya que han sido consecuencia de actuaciones, conscientes o no, de los seres humanos.
Hago unos comentarios en relación con los cambios que hemos tenido en el mundo de la información, fruto de los progresos tecnológicos de las últimas décadas. Me centraré especialmente en este ámbito porque creo que es uno de los más importantes y también el que seguramente está teniendo mayores consecuencias pero con menos percepción en el caso de muchas personas.
1. Información y actividad. Todos nosotros actuamos sea porque otra persona nos obliga, sea porque no tenemos más alternativa, o sea porque tomamos personalmente la decisión. Cuanto más logremos que sea esto último, más libres nos sentimos. La decisión depende de nuestros objetivos, de la información que tenemos sobre el tema de que se trata, y buscamos las esperadas consecuencias de lo que hacemos. Todo esto significa que o estamos bajo el control de otro (esclavos), o estamos sometidos a una legislación (miembros de una sociedad regulada), o somos capaces de decidir lo que queremos en función de lo que sabemos (libres). Está muy claro que lo que sabemos es consecuencia de lo que vemos y de lo que sentimos, es decir, de toda la información que nos llega. Por eso es tan importante el origen, el rigor y la fiabilidad de la información. Los cambios tecnológicos actuales modifican las posibilidades de creación y distribución de información y condicionan nuestra vida mucho más de lo que pensamos. Pueden hacernos cometer errores de forma involuntaria pero grave.
Estoy totalmente convencido de que en estos últimos años hemos vivido situaciones negativas y desagradables, tanto desde un punto de vista de resultados electorales, como de los debates sobre las migraciones y los comportamientos personales relacionados con la sostenibilidad y el cambio climático, que han sido fruto de una distribución intensa, y en muchos casos malintencionada, de personas y de gobiernos negacionistas que han hecho tomar a todos.
2. Medios de comunicación, redes y IA. Sin poder profundizar demasiado, comento cuatro puntos a tener en cuenta a la hora de seguir organizando nuestras sociedades para adaptarlas a las actuales tecnologías.
a) No soy partidario de la censura, ya que creo en la libertad de expresión, pero pienso que a la hora de dar información, todos los medios de comunicación deben distinguir entre información y opinión. Está claro que cada medio puede tener una inclinación propia en la opinión, pero distinguiendo claramente la opinión de la persona de la del medio. En el caso de la descripción de la realidad, debe distinguir entre "rigurosa", "parcial" y "falsa". La capacidad de la IA de generar realidad falsa hace que ahora también podamos añadir la voluntad de evitar la mentira. Todo ello se puede bautizar como desinformación. El medio es en último término el responsable de lo que publica y debe controlarlo.
b) En el caso de las redes sociales las cosas se complican porque quienes expresan opiniones son responsables de lo que dicen, pero también son responsables de todo lo que afirman como descripción de la realidad. Las redes deben hacerse parcialmente corresponsables de lo que se publica y evitar descripciones claramente falsas, irresponsables u odiosas. Las cosas se complican aún más cuando se trata de limitar de algún modo el acceso de algún tipo de personas por razones de edad. Los gobiernos deben legislar.
c) Durante los últimos siglos, las sociedades, tanto desarrolladas como pobres, han estado bajo el dominio de los grandes complejos financieros que controlaban tanto el dinero como los recursos naturales. Hemos entrado en una nueva etapa en la que la clave de poder la tienen quienes controlan la información y los datos a través del uso de las tecnologías digitales y la IA. Los propios gobiernos democráticos los necesitan, tanto para la paz como para la guerra. EEUU y la UE han intentado, sin conseguirlo, que el poder esté en manos de los ciudadanos. China y Rusia, de una u otra forma, muy diferentes, lo controlan desde los gobiernos.
d) Por todo ello es urgente que la UE aumente su actuación unitaria en tecnología y en geopolítica, y que EEUU deje de seguir el camino egoísta de la "América Grande", y que vuelva a ponerse a regular de forma conjunta para evitar que un pequeño grupo de grandes "plataformas tecnológicas" sigan controlando la creación y distribución de la información.
