Villarejo arroja más dudas sobre el 17-A

BarcelonaEs público y notorio que el excomisario José Manuel Villarejo está enfrentado con el ex director del CNI, Félix Sanz Roldán, al cual acusa de ser el responsable de su situación. Por eso hay motivos para dudar de todas las acusaciones de Villarejo contra Sanz Roldán, como las que ha hecho este martes en el curso del juicio por el caso Tándem, donde, sin tener ninguna relación con el caso que se juzga, ha insinuado que el CNI fue responsable de alguna manera de los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils.

La frase exacta del excomisario ha sido esta: "Yo estuve trabajando con el CNI hasta el último día. Estuve trabajando con ellos para solucionar el lío del famoso atentado del imam de Ripoll, etc., que al final fue un error grave del señor Sanz Roldán, que calculó mal las consecuencias para darle un pequeño susto a Catalunya". O sea que el hombre de las cloacas en España, un personaje oscuro pero con mucha información confidencial, acusa a los servicios secretos españoles de haber actuado con negligencia con el imam de Ripoll con el objetivo de asustar a las autoridades catalanas. Es una acusación gravísima que se hace sin pruebas, es verdad, pero esto no puede ser excusa para no aclarar de una vez por todas todas las dudas y sombras que todavía pesan sobre aquellos atentados, y más en concreto sobre la actuación del CNI.

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En realidad, ante unas declaraciones tan graves, quien primero tendría que actuar es la Fiscalía, abriendo una investigación por iniciativa propia para aclarar el alcance de las acusaciones y, si es procedente, exigir a Villarejo que aporte más detalles y también pruebas de lo que ha dicho. También entendemos que el mismo Sanz Roldán se volverá a querellar contra el excomisario, como ya hizo cuando lo acusó de asediar a Corinna, la examante de Juan Carlos I. No hacerlo en este caso sería tanto como admitir la veracidad de las palabras de Villarejo.

Y por último, es necesario abrir una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados donde, en primer lugar, Félix Sanz Roldán pueda someterse a las preguntas de los diputados, pero donde también se pueda interrogar a piezas clave de la llamada operación Cataluña, como el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz o la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que era la que controlaba el CNI en aquel momento. El gobierno español actual tendría que ser el primer interesado en investigar esta etapa oscura de las cloacas policiales y de la guerra sucia contra el independentismo y otras formas de disidencia política.

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Lo que no puede pasar es que estas palabras queden impunes. No se entiende que cuando un ciudadano anónimo hace un tuit –en el caso de Canet de Mar– se lo convierta en portavoz de todo el independentismo y se pida un 155 educativo para Catalunya, pero que cuando un excomisario de la Policía Nacional con vínculos con el CNI afirma en sede judicial que los atentados del 17-A fueron posibles gracias a un "grave error" de los servicios de inteligencia no haya ningún escándalo. Villarejo es un bocazas y un manipulador, pero es la opacidad sobre el CNI la que le da credibilidad.