Vuelve la triple derecha

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Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera en la plaza de Colón el febrero del 2019

A muchos les puede parecer un déjà vu, pero el caso es que hoy la triple derecha, es decir, PP, Cs y Vox, se vuelven a manifestar juntos en la plaza Colón de Madrid, como el 10 de febrero de 2019 para protestar contra las conversaciones entre el gobierno español y el catalán. Dos años y medio después los mismos protagonistas (con algún cambio porque Albert Rivera ya no está e Inés Arrimadas perdió el avión y no asistió entonces) se vuelven a reunir en el mismo lugar para protestar contra la concesión de los indultos a los presos políticos que prepara el gobierno español. Y esto que durante todo este tiempo tanto el PP como Cs han intentado distanciarse de la extrema derecha, pero a la hora de la verdad la cuestión catalana les vuelve a unir y a poner juntos en el mismo escenario.

La primera reflexión que suscita la imagen que se verá hoy es que tanto Pablo Casado cómo Inés Arrimadas han fracasado en el intento de desmarcarse de Vox. Y no solo esto, sino que también han acabado adoptando su discurso en cuestiones tan importantes como el pleito catalán. Casado, de hecho, ha protagonizado mil y un recovecos desde que llegó a la presidencia del PP en relación con Vox. De blanquearlos a calificarlos de extrema derecha, para volverlos a blanquear (por la necesidad de pactar en comunidades autónomas y ayuntamientos) y romper de manera teatral en el Congreso durante la moción de censura presentada por Santiago Abascal. Pero ahora les vuelve a necesitar en Madrid, donde ya han pactado la composición de la mesa del Parlamento, y coinciden en la campaña contra los indultos.

Lo mismo se puede decir de Inés Arrimadas, que durante el estado de alarma ejerció de socia fiel de Pedro Sánchez en un movimiento que pretendía centrar al partido y alejarlo de las derechas, y que ahora vuelve a cometer el mismo error que su antecesor, Albert Rivera. El fracaso de la manifestación convocada viernes ante la Delegación del gobierno español en Barcelona, sumado a la derrota electoral del 14 de febrero, es la prueba de que la sociedad catalana que no es partidaria de la independencia no apuesta tampoco por el rencor ni la venganza, sino por rehacer puentes y activar el diálogo. La manifestación de hoy demostrará que la opinión pública catalana está cada vez más alejada de la española, y que los ciudadanos catalanes a los que se quiere supuestamente salvar de las zarpas del independentismo en realidad no quieren ser salvados por nadie. Porque saben que a estos partidos lo que les interesa sobre todo es pescar votos fuera de Catalunya, porque aquí son marginales.

Sin embargo, lo más preocupante de todo es la falta de proyecto que estos partidos tienen para Catalunya. Dejando de lado a Vox, PP y Cs se presentaron a las últimas elecciones con la bandera de la concordia. Pues bien, ¿cómo beneficia a la concordia que los presos políticos continúen encerrados mientras más de la mitad de los electores apoyan a sus tesis? ¿Realmente creen que alargándoles la estancia en la cárcel se mejora de alguna manera la convivencia en Catalunya? ¿Así es como creen que se puede retomar el diálogo? ¿O no debe de ser que, en realidad, la convivencia entre catalanes y la resolución del conflicto político nunca les ha importado mínimamente?

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