El YOLO de Keynes

Cuando el economista inglés debatía con sus colegas de la Escuela Austríaca, solía decir: "A largo plazo, todos muertos". Esta era la respuesta cuando le argumentaban que la economía ya se reajustaba por sí sola, que las decisiones individuales acabarían por devolver el equilibrio y traer el pleno empleo. Las disfunciones sociales duran un tiempo, pero no eternamente, aducían, y es mejor dejar que las cosas se reajusten por sí solas que adulterar o precipitar mediante el gasto público lo que, tarde o temprano, acabará por llegar, pues, por no querer esperar, se atenta contra la libertad individual.

Por eso, John Maynard Keynes, tan genial como contradictorio, a veces, respondía que para cuando eso llegara, estaríamos quizás muertos y que no tiene sentido esperar cuando algo pueden arreglarlo las inteligencias superiores que saben cómo esquivar las consecuencias de a dónde conduce la irracionalidad de las masas. A largo plazo, ya no estaremos aquí, así que cuando hay que estar bien y disfrutar es ahora. Ergo: el estado debe suplir el individuo cuando necesitemos asegurar un presente placentero.

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Estábamos en los años 30. Más tarde, si bien la frase se remonta a la Antigua Roma, se puso de moda el estilo carpe diem. La frase proviene de un poema de Horacio (siglo I a.C.), "Carpe diem quam minimum credula", "aprovecha el día, no confíes en mañana".

La especie humana tiene la virtud de reinventar la sopa de ajo tantas veces como sea necesario. Simplemente, modificamos la forma de referirnos a pensamientos que no son nuevos. De un tiempo acá, ha surgido el acrónimo YOLO (las iniciales de You Only Live Once, Solo se vive una vez). Más de lo mismo.

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Pienso que esta actitud ante la vida está mal entendida, incluso desde Keynes, Vivir la vida, aprovechar el presente o, incluso en política económica, manipular la economía para asegurar el bienestar hoy, no debería entrañar, respectivamente a cada una, arruinar el futuro, malgastar el mañana o restringir libertades individuales. En una cumbre sobre sostenibilidad, escuché una definición magnífica de la misma: ser sostenibles significa que lo que decidamos hoy para vivir mejor no suponga una merma en cómo vivan las generaciones venideras. Es lo mismo en lo individual. Disfrutar el presente es maravilloso, es el único regalo, es lo único que nos pertenece. Pero cuando por conseguirlo, perjudicamos el futuro eso no es YOLO ni carpe diem ni keynesianismo, es irresponsabilidad e inmadurez.