Los afines a Turull se imponen a los de Borràs en las elecciones territoriales de Junts
Los partidarios de Turull han ganado todas las votaciones en las que había disputa
BarcelonaLas elecciones territoriales de Junts per Catalunya, así como las personas que aspiraban a liderar las corrientes ideológicas internas, eran un termómetro clave para saber en qué punto está la correlación de fuerzas del partido. Y el resultado está claro en todas los sitios donde había dos candidaturas en disputa: los partidarios del secretario general, Jordi Turull, enmarcados en la vía más institucional, se han impuesto en todas las votaciones en las que rivalizaban con los de Borràs. La federación de Barcelona es la más determinante, puesto que Joan Rodríguez –avalado por la exalcalde Xavier Trias– se ha impuesto a Ivan Condes, del distrito de Les Corts y cercano a Borràs, por un 69,05% de los votos. Un resultado que allana el terreno a la candidatura del exalcalde en Barcelona a las elecciones municipales del mes de mayo, a pesar de que todavía no ha tomado una decisión definitiva a la espera también de cómo se resuelve el debate sobre la presencia de Junts en el Govern.
Se ha repetido la misma dinámica en las corrientes ideológicas internas. Dentro de Junts está la de izquierdas, la socialdemócrata y la liberal y hasta ahora los partidarios de Borràs controlaban los dos primeros. Esto cambia a partir de estas elecciones: una alianza entre dirigentes provenientes de CDC y el PDECat así como el entorno del ex secretario general Jordi Sànchez los ha desbancado. Francesc Solà –cercano a Borràs– ha perdido las elecciones en el seno de la corriente socialdemócrata ante la candidatura de Carmela Fortuny, afín a los ex consellers Josep Rull y Turull, donde también tiene presencia el propio Jordi Sànchez y el exalcalde de la Seu d'Urgell Albert Batalla, la ex consellera Neus Munté y la jefa de gabinete del conseller Josep M. Argimon, Montserrat Morante. Lo mismo ha pasado en la corriente de izquierdas, que hasta ahora pivotava entorno a la vicepresidenta del partido, Aurora Madaula: Oriol Izquierdo ha perdido la batalla ante Lali Biosca.
El patrón se ha repetido en las veguerías y asambleas comarcales que hasta ahora apoyaban a Borràs. La candidatura en la veguería del Penedès de Xavier Vidiella se ha impuesto a la de Robert Monzonis, que era el candidato promovido por Borràs. El resultado ha sido un ajustado 47,48% frente a un 45,6%. Esta territorial fue de las que después de la suspensión de la presidenta del Parlament reclamó en varios comunicados que la ejecutiva tomara decisiones considerando la posibilidad de salir del Govern por el alineamiento de Esquerra con el PSC y la CUP. En el Maresme, Carles Bosch también se ha impuesto a Montserrat Viñas con un 73,68%, mientras que en el Berguedà Montserrat Ribera, con vínculos con Turull desde hace años, ha conseguido la asamblea comarcal.
Es la tercera vez que el borrasismo pierde la batalla interna este año. La primera derrota llegó en el congreso de Argelers, donde dieron un paso al lado Carles Puigdemont y Jordi Sànchez, y Borràs ya quedó por detrás de Jordi Turull y Anna Erra en la votación para elegir la dirección; y dos de los candidatos que había propuesto –David Torrents y Ester Vallès– no llegaron al mínimo de apoyos necesarios para ser elegidos (acabaron siendo ratificados en una segunda votación). La segunda vez llegó este julio, en el cónclave donde se debatieron las ponencias política y organizativa del partido: a través de enmiendas a los estatutos, los partidarios de Turull vaciaron de competencias municipales la secretaría de organización que ocupa David Torrents.
¿Guanyarà la batalla sobre el Gobierno ?
Ahora bien, a pesar de que el borrasismo va perdiendo peso internamente –ahora quien dominará la estructura será el turullismo–, los afines a la presidenta del Parlament sí han conseguido introducir en la hoja de ruta del partido la consulta a la militancia sobre sí Junts tiene que seguir en el Govern. Una iniciativa que Turull no veía con buenos ojos pero que ha acabado aceptando también después de que Carles Puigdemont y su entorno –sobre todo en el exilio– también lo crea conveniente (hay que tener en cuenta que el ex president ya era partidario de que Junts se quedara en la oposición cuando Jordi Sànchez firmó el pacto de legislatura con Esquerra).
Así, la dirección en pleno reunida el 29 de agosto en Pals, después de hacer una auditoría sobre el cumplimiento del pacto de gobierno, acordó por unanimidad que darían un mes a ERC para corregir aquello que no se ha hecho en el ámbito del Procés y aparecía en el pacto, como por ejemplo coordinar los grupos en Madrid, retomar las reuniones sobre la estrategia del Procés o monitorizar la mesa de diálogo, y que en función del resultado someterían a las bases la necesidad o no de seguir en el ejecutivo.
El hecho es que un mes después y con el debate de política general la semana que viene (donde se tenía que escenificar algún tipo de acuerdo), Esquerra no ha cedido por ahora en nada ante JxCat. Todo apunta, pues, que los turullistas afrontarán el siguiente debate interno, el de quedarse o no en el Govern, sin haber obtenido ningún cambio de rumbo de los republicanos. Hay que ver si en este pulso también se impone (y con qué fuerza) el alma más institucional de Junts per Catalunya, teniendo en cuenta que en esto el exilio también puede acabar ejerciendo su influencia.