MadridLos periodistas ya sabemos que cuando hay unas negociaciones delicadas en marcha, los partidos suelen decretar un blackout informativo que nos deja a oscuras. Lo que ocurre es que a veces este apagón es tan evidente que puede afectar al derecho a la información. Es lo que ha pasado este martes con el acto de Sánchez y Díaz, donde no se ha dejado hacer preguntas, y en la rueda de prensa de la Moncloa, donde la portavoz, Isabel Rodríguez, ha tenido que asumir las críticas de los periodistas para dar sólo cuatro turnos de intervención cuando había muchas más peticiones.
El hecho es que todos los partidos involucrados en las negociaciones, también ERC y Junts, están minimizando el contacto con la prensa para que nadie diga nada que se salga del guión. Por un lado, esto es la prueba de que se trata de una negociación seria. Pero también puede derivar en una mala praxis contraria a la transparencia cuando se aplica desde instituciones que son de todos, como el gobierno español. El trabajo de los periodistas es hacer preguntas y los políticos pueden decidir responder o no. Pero lo principal en democracia es poder hacerlas.