La Asamblea de Madrid admite las mociones de censura de la izquierda y deja en el aire las elecciones anticipadas de Ayuso

La presidenta temía que Cs se aliara con el PSOE para desbancarla de la presidencia, tal como ha pasado en Murcia

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La presidenta de la Comunitat de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una escuela del municipio de Arroyomolinos

MadridEfecte dominó sobrevenido a raíz de la moción de censura del PSOE y Cs al presidente de Murcia, Fernando López Miras, para arrebatarle el gobierno al PP. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha decidido convocar elecciones anticipadas y romper así el acuerdo de coalición con la formación naranja, con quien gobernaba desde después de los comicios del 26 de mayo del 2019. Las hipotéticas nuevas elecciones, que serían el 4 de mayo, quedan en el aire porque la mesa de la Asamblea de Madrid ha admitido las mociones de censura registradas por PSOE y Más Madrid con el objetivo, precisamente, de frustrar los planes de la presidenta. El conflicto jurídico estaba servido porque no se pueden convocar elecciones si hay una moción de censura registrada y prevalece lo que se haya tramitado antes: Ayuso cree que el decreto firmado ya es vigente, pero la mesa se ha reunido y ha admitido las mociones con los votos de los dos miembros de Cs -que ostenta la presidencia- y los dos del PSOE. Los dos del PP y el de Vox han participado de la votación y lo han hecho en contra.

Según la ley electoral de la comunidad, la disolución del Parlamento entra en vigor una vez se publica en el boletín oficial, al día siguiente de la firma del decreto. Fuentes de la Comunidad de Madrid subrayan que Ayuso ha firmado el decreto de disolución de la cámara y de convocatoria de elecciones a las 12 del mediodía. "La decisión queda decretada en este momento y se publica en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid al día siguiente", han apuntado. Interpretaban, pues, que las mociones de censura son posteriores porque se han registrado después de las 12. De hecho, en rueda de prensa Ayuso ha dado por hecho que la disolución de la cámara ya era vigente y que había evitado que prosperaran las mociones de censura. Y este precisamente, como ha reconocido, era su objetivo.

En paralelo ha tenido lugar el registro de las mociones de censura. Según el reglamento de la Asamblea, la mesa de la cámara las tiene que admitir a trámite una vez comprobado que reúnen los requisitos necesarios. A las 14.30 h había convocada una reunión del órgano de gobierno del Parlamento madrileño, que finalmente ha decidido que la Asamblea no está disuelta. Pasara lo que pasara, aunque hubiera habido nuevas elecciones, en 2023 volverá a haber comicios en la Comunidad de Madrid porque el artículo 21 del Estatuto de Autonomía madrileño indica que unas elecciones anticipadas generan un nuevo mandato para el tiempo de legislatura ordinaria que quedaba.

Ayuso: "Socialismo o libertad"

Ayuso ha justificado su decisión por "la inestabilidad provocada por Cs y el PSOE en Murcia" y el convencimiento de que actuarían del mismo modo en Madrid. "Escucho con estupor a la presidenta. Miente. Qué irresponsabilidad", ha tuiteado rápidamente el vicepresidente del ejecutivo, Ignacio Aguado, en Twitter. Después de defender que el gobierno regional necesita "estabilidad e ideas claras", Ayuso ya ha lanzado los primeros mensajes con el ojo puesto en una hipotética precampaña: "Los madrileños tienen que decidir entre socialismo o libertad".

Aguado ha atendido a los medios un rato antes, y ha sido el primero en confirmar la decisión de Ayuso, compartida con los consejeros en la reunión del consejo de gobierno. El líder regional de Cs ha asegurado que es una "temeridad" convocar estos comicios y ha calificado la decisión como la "peor" que ha tomado Ayuso desde que es presidenta de la Comunidad de Madrid. "Espero que recapacite", ha señalado, antes de afirmar que no tiene palabras para describir la "desolación" ante este movimiento "irresponsable" de la presidenta.

Ayuso rompe con Ciudadanos tras meses de polémicas, marcados por los choques constantes por la gestión de la pandemia. La presidenta madrileña decidió prescindir de su consejero de Políticas Sociales, de Ciudadanos, en plena primera oleada del coronavirus después de que criticara la gestión en las residencias. Desde entonces Aguado ha sido contradicho constantemente por miembros del PP, a pesar de ser el portavoz del ejecutivo. Ciudadanos, de hecho, se desvinculó recientemente del PP y Vox en la decisión de destruir un mural feminista en el barrio de Ciudad Lineal.

Los cantos de sirena sobre una moción de censura en Madrid no son nuevos ahora a raíz de lo sucedido en Murcia, sino que el PSOE ya insinuaba esta posibilidad desde hacía meses ante el liderazgo polémico de Ayuso durante la pandemia. Precisamente, el coronavirus hizo que los socialistas no dieran el paso, para no provocar un período de inestabilidad en un momento delicado, pero sobre todo porque había el apoyo de Cs, que siempre se ha negado a romper el gobierno con el PP. Las especulaciones sobre la moción de censura en Madrid volvieron cuando la presidenta de la formación naranja, Inés Arrimadas, presentó candidatura para aprobar los presupuestos de Pedro Sánchez. El cambio de estrategia de Cs de acercarse al PSOE podía tener recorrido en Madrid, pero el primer paso ya no se dio y el gobierno español acabó aprobando las cuentas con los aliados de la investidura.

La crisis de la derecha en Murcia ha supuesto un cambio de paradigma que ha provocado movimientos en el gobierno de Madrid, pero no en el de Andalucía ni el de Castilla y León, donde Vox también había reclamado que se convocaran elecciones. En estas dos comunidades, Cs cierra filas con el PP. En Andalucía esta tarde comparecerán conjuntamente los vicepresidentes del PP y Cs para renovar su compromiso de gobierno, y en Castilla las dos formaciones ya lo han hecho por la mañana, a pesar de que el PSOE también ha presentado este miércoles una moción de censura contra el presidente, Alfonso Fernández Mañueco (PP).

Se acaba el veto al PSOE

De este modo, la formación naranja abandona definitivamente el veto al PSOE que Albert Rivera mantuvo hasta que intentó in extremis evitar la repetición electoral del 2019. Un gesto estéril que confundió a su electorado y no lo salvó de un batacazo que lo llevó a dimitir como presidente de Cs. Su sucesora, Arrimadas, también ha sufrido un golpe en Catalunya con la pérdida de 30 escaños en las elecciones del 14 de febrero. En caída libre, Cs trata de sobrevivir haciéndose ver en el Congreso pero ahora también intentando abandonar el bloque de la triple derecha, que, en la práctica, se visualizará con la combinación de gobiernos de coalición con el PP –y el apoyo externo de Vox– y otros con el PSOE.

La noticia sacude también el panorama político en España. Pedro Sánchez confiaba en un período de estabilidad tras el 14-F en el que pudiera moverse hacia el centro y reconectar con Ciudadanos. Sobre la mesa, confiaba en que no hubiera comicios durante un año y medio. Pero España sigue la carrera frenética de citas con las urnas y Pablo Casado tiene sobre las mesa una nueva prueba de fuego sobre su liderazgo, después de que diferentes voces del PP más hacia la extrema derecha aplaudan la estrategia de Díaz Ayuso.

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