“Tengo un cáncer crónico y me obligan a estar en una mesa”

La Junta Electoral de Manresa denegó la alegación de Jordi para no ser primero suplente el 14-F a pesar de las graves patologías crónicas que sufre

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Cesc Maideu
3 min
En Jordi, de 56 años, hace cuatro años que sufre un cáncer crónico de pulmón

Jordi hace un año que no acaricia a sus hijos. Viven en el mismo piso, tienen habitaciones contiguas, comen en la misma cocina y descansan en el mismo sofá. Lo tienen bien cerca, pero lo sienten muy lejos. "Ven cada día a su padre y no lo pueden abrazar", explica la madre, Ruth. Llevan mascarilla dentro de casa, comen en mesas diferentes, y, a veces, incluso hacen turnos para comer y cenar. ¿Puedo ir con los amigos?, explica la madre que preguntan a veces los hijos, atemorizados, porque saben que todo lo que sea contacto con el exterior puede ser letal. "Si cojo el covid-19, es una sentencia de muerte", confiesa Jordi, de 56 años. Sufre desde hace cuatro años cáncer de pulmón. Una tipología extraña y poco frecuente, conocida como neuroendocrino: el cáncer se reparte por los diferentes órganos del cuerpo y Jordi tiene entre 12 y 13 tumores. La enfermedad es crónica. Jordi ha perdido mucho peso y todos los esfuerzos lo agotan. "Ya no es el mismo", sentencia Ruth.

Cuando parecía que nada podía ir peor, la pandemia llegó para quedarse. "El cáncer ha pasado a un segundo plano", describe Ruth. A finales de verano, Jordi acabó un ciclo de radioterapia. "El tratamiento hace bajar mucho las defensas", comenta su doctora de cabecera, que añade que el covid-19 "provocaría un alto riesgo de mortalidad". Para evitarlo, Jordi prácticamente no ha salido de casa desde marzo. Todo son precauciones: su hijo, de 14 años, volvió después de Navidad 15 días más tarde a la escuela para evitar riesgos. "Vivimos con angustia permanente", señala su madre. Todo lo que habían vigilado se empezó a agrietar el 22 de enero. Un funcionario les entregó una carta certificada: Jordi era suplente primero de una mesa de las elecciones del 14 de febrero. "Le quitamos importancia. Alegaríamos, y ya está", rememora Ruth.

Poco después, fueron a ver a su doctora. "Es un caso de sentido común", explica la médico. En el informe médico concluyó: "No es conveniente que esté en una mesa". La familia estaba tranquila. Explican que vivían bastante animados. Sin embargo, el 26 de enero por la mañana entraron en shock. Sonó el timbre, era el mismo funcionario. Les entregó, de nuevo, una carta certificada. "Me entró miedo de golpe", narra Jordi. La carta era de la Junta Electoral de Zona de Manresa y decía, literalmente: "No se ha aceptado la excusa presentada, dado que habrá las medidas sanitarias suficientes". "Le quitaron medio pulmón, sufre un cáncer severo, tiene diarreas constantes, un soplo en el corazón, no puede andar más de 300 metros sin ahogarse, y sus defensas están muy bajas por culpa de la radioterapia". Lo que Ruth ahora describe se explicitaba en términos médicos en el informe. Aún así, el 14 de febrero tenía que estar en una mesa.

Después de un informe médico con todas las patologías de Jordi, la Junta Electoral de Zona de Manresa denegó su alegación

"¡No irá!"

"¿La palabra de un juez pasa por encima de la de un sanitario en temas de salud?", se pregunta la doctora. La respuesta de la familia ante la negativa fue un "no irá". El "no irá" se repite cada día, es un clamor familiar que les da fuerza para superponerse a la realidad. Un obstáculo que no quieren que trunque un camino que ya ha sido demasiado duro como para perder todo lo luchado de repente, con una simple carta. A la hora de la verdad, les quedan pocas alternativas. Una es negarse a ir –sancionado con multas e incluso penas de prisión–. También tienen la vía de trasladar la consulta al Síndic de Greuges, que ya ha recibido más de 1.000 quejas. Finalmente, la última opción es pedir la baja laboral –entonces la JEZ tiene que aceptar su alegación–. Jordi teletrabaja para una mutua de accidentes. "Lo es todo para él, no puede hacer nada más". Y es que viven, día en día, "autoimponiéndose mensajes positivos". Ruth admite que cada vez se les "hace más difícil". "¿Desde septiembre que no salgo de casa y lo tendré que hacer para ir a una mesa?", se pregunta Jordi.

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