La legislatura catalana

Carles Puigdemont, un año después: un liderazgo en el cruce

Pendiente de la amnistía, crecen las voces en el partido que piden tener una cara visible clara en el Parlament

Carles Puigdemont durante su discurso el jueves en Arc de Triomf.
10/08/2025
5 min

BarcelonaEl sábado 3 de agosto del año pasado, a falta de cinco días por la investidura de Salvador Illa, la ejecutiva de Junts se reunió con una sola carpeta sobre la mesa, el regreso del expresidente. En esa reunión Puigdemont desgranó todos los argumentos para mantener la promesa de volver, pese al riesgo de prisión, por la elección de Isla. También lo relató en una carta pública: "El riesgo de detención ha provocado varios comentarios y reflexiones de si valía la pena arriesgar la cárcel por intentar asistir a un debate de investidura que no fuera el mío [...]. A todos les he explicado las razones por las que hay que mantener el compromiso y que así como ir al exilio fue una decisión política". Entonces toda la ejecutiva de Junts le apoyó, aunque el exconseller Jaume Giró sí le pidió explícitamente que reconsiderara la idea. Lo que no se imaginaba en ese momento ningún miembro de la cúpula de Junts, a excepción de Jordi Turull, es que Puigdemont se escabulliría entre cientos de personas y agentes de los Mossos d'Esquadra después de aparecer de forma fugaz en Arc de Triomf –en ese momento Toni Castellà y Teresa Valls. la ejecutiva del partido–. En esa jornada, todos los dirigentes de primera línea de Junts le esperaban en el Parlament, blindado policialmente.

Un año después de ese día, la situación de Puigdemont no ha cambiado mucho: sigue pendiente de la aplicación de la ley de amnistía en el exilio porque el Tribunal Supremo se niega a aplicárselo a pesar de estar vigente, y su liderazgo se ve inmerso en una especie de transición: en Junts todo está en espera en el cruce. Su liderazgo en el exilio pasará a ser presencial y deberá decidir cómo le conjuga con la nueva realidad. "Su rol será otro", admiten fuentes del partido, que añade que también habrá que reconfigurar el resto de papeles asignados.

El 8 de agosto del 2024 fue una jornada de éxito para el expresidente, aunque algunas fuentes de Junts no entienden por ahora el "sentido político" de lo ocurrido. "Si en algún momento Puigdemont dudó en seguir, ese día decide continuar", apunta una fuente cercana. Pese a haber dicho en campaña electoral que se marcharía si no era presidente, Puigdemont consideró que tras la alianza PSC-ERC y en medio de la guerra entre Oriol Junqueras y Marta Rovira tenía opciones para consolidarse como un liderazgo más fuerte dentro del independentismo.

Hoy en día Puigdemont sigue siendo un líder indiscutido dentro del partido, pero las encuestas no sonríen a Junts, que se mantiene segunda fuerza con unos 30 diputados (ahora tienen 35). De acuerdo con los datos del CEO, ha descendido ligeramente el porcentaje de encuestados que prefieren a Puigdemont como presidente de la Generalitat respecto a las elecciones. Si en la última ola del 2024, un 11% le prefería como jefe del ejecutivo catalán y entre los votantes de Junts se llegaba a un 70%, en las últimas encuestas ha descendido a un 9% y un 62% entre los votantes junteros.

Carles Puigdemont en Prats de Molló.

El cruce

Cuando vuelva, la decisión más visible que deberá tomar el expresidente es si se sienta como jefe de la oposición en el Parlament o intenta construir una alternativa desde fuera de la cámara. O nombrar a un sucesor si da un paso al lado, un escenario que ninguna fuente de la cúpula actual de Junts considera. ¿Y qué es lo que gana más peso en estos momentos? Puigdemont no lo ha decidido. Ahora bien, si en un primer momento buena parte de las fuentes de Junts se inclinaban para que no hiciera de ninguna de la oposición, ahora crecen las voces para que se siente en su escaño y se visualice como una alternativa a Isla desde el Parlament.

"Los diputados se reparten las intervenciones como si fueran una asamblea de la CUP", ironiza un miembro de Junts consultado, ya que actualmente el presidente del grupo, Albert Batet, comparte liderazgo con la portavoz, Mònica Sales. "Necesitamos un referente en el Parlament", dice otro, que considera que el partido está en un "impasse". La misma fuente lo compara con Madrid, donde sí ven la cara de Míriam Nogueras consolidada, y aseveran que "generan mucho más eco con una frase en el Congreso que en el Parlament pese a tener 35 diputados y ser el primer grupo de la oposición", se lamenta.

Si el expresidente volviera y no quisiera sentarse en su escaño, las fuentes consultadas apuntan a que habría que nombrar a alguien que pudiera erigirse como alternativa a Isla. Un escenario que algunas fuentes apuntan también con la boca pequeña si la situación de Puigdemont no se desatasca este otoño. Varias voces piden que si llega esta casuística se tomen "decisiones" para que, al menos, Junts tenga una cara visible en el Parlament y conviva con Puigdemont mandando desde el partido. En este sentido, varios cargos locales apuntan al diputado Salvador Vergés como uno de los posibles liderazgos de futuro, aunque reconocen que es un "soldado" que siempre actuará de acuerdo con el expresidente. Sea como fuere, no hay nada decidido.

Carles Puigdemont en la reunión de Junts en Bruselas.

Implicado en el día a día

El año pasado Puigdemont decidió que se implicaba orgánicamente en Junts con su elección como presidente en el congreso de Calella. Ésta fue también una decisión relevante para él, ya que quiso decir que iba a fondo con su formación política y abandonaba la idea del liderazgo dentro del activismo del Consejo de la República. Y en ese tiempo que Puigdemont ha vuelto a ser presidente de Junts, ha aireado un liderazgo muy distinto al que ejerció durante la secretaría general de Jordi Sánchez (2020-2022). En ese momento el expresidente no se conectaba a las ejecutivas del partido y ostentaba un cargo más representativo pese a mantenerse en la cocina de las decisiones. "Ahora está en todo", dicen, en cambio. "Tiene mucha información del día a día", añade un alcalde que le ha visto en los últimos meses.

Puigdemont interviene una vez al mes en las reuniones de dirección nacional y semanalmente en la permanente del partido, aunque se trata de órganos, sobre todo la dirección nacional, que en la práctica deciden poco porque todo llega hecho. Las decisiones de Junts están concentradas en un núcleo muy pequeño, formado por Puigdemont, Turull, Toni Castellà y, en un segundo círculo, Míriam Nogueras, Albert Batet y Josep Rius. "Ahora no hay ruido", celebra uno de los consultados, en comparación con el binomio Laura Borràs-Jordi Turull. Aunque otra fuente lamenta que el partido ha quedado "anestesiado": "falta debate", opina un cuadro territorial. Esta forma de hacer, admiten, genera malestar, pero no lo suficiente para hacer ningún pulso. No mientras dure el exilio.

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